Charles Dickens es conocido por sus grandes novelas. Obras como Oliver Twist, David Copperfield, Historia de dos ciudades o Grandes esperanzas son solo algunos de los títulos por los que el autor ha pasado a convertirse en todo un clásico indiscutible de las letras. Sin embargo, también posee una sarta de escritos de corto alcance, que, si bien no son tan interesantes ni maravillan tanto al lector como los mencionados arriba, tienen mucho que aportar tanto al estudio de las figuras dickensianas como al disfrute de un lector más ameteur como yo. Hace unos años, Periférica decidió publicar una serie de textos pertenecientes a la etapa inicial del novelista inglés, que, a pesar de haber sido publicados entre 1837 y 1838, no son recopilados en inglés hasta 1880, una década después de la muerte del autor. Estos textos gozaron de poco éxito en su momento y casi no han despertado un interés posterior, quizás debido a una calidad inferior a la que nos tiene acostumbrados el autor. Además, estas piezas compitieron directamente con Oliver Twist, que apareció por entregas durante esa fecha en la misma revista: La miscelánea de Bentley. Y se intuye que algunas de ellas fueron escritas por encargo, lo que no le hizo mucha gracia al propio Dickens.
Los textos son los siguientes:
- Vida pública del señor Tulrumble, en otro tiempo alcalde de Mudfog: Historia en la que se nos presenta la localidad de Mudfog, un lugar esperpéntico, lleno de tabernas y edificios con forma de establos. En esta localidad, un hombre es elegido alcalde tras la muerte de otro y su soberbia lo lleva a planear un desfile majestuoso que no se corresponde en absoluto con su cargo. Intentando salvar vidas del vicio y la degradación, contrata al más borracho de la ciudad y le asigna la laboriosa tarea de llevar una armadura con resultados fatales.
- Informe completo de la primera reunión de la sociedad Mudfog para el avance de todo: Este relato, junto con el siguiente, es posiblemente el más valioso de toda la selección. Un grupo de peritos en diversas materias acuden a Mudfog para presentar sus diversos avances. Con ello, Dickens pretende hacer una crítica mordaz al momento de cambios turbulentos que está viviendo la sociedad con la industrialización y los, valga la redundancia, cambios sociales que esta conllevó. Para el autor, muchos de estos cambios son ridículos y no siempre favorables para la especie humana. Mientras la reunión se desarrolla con toda su parafernalia, se nos van presentando los diversos inventos y logros de los científicos, ridiculizando muchas veces el discurso académico y cómo este se detiene en ocasiones en temas inútiles y absurdos. Para ello, Dickens se encierra en un humor irónico que aún a día de hoy, más de ciento ochenta años después, sigue fresco. Muchas de las creaciones son de absoluta ciencia ficción (ferrocarriles portátiles que viajan a través de las alcantarillas, policías autómatas de madera, etc.), lo que hace que en el epílogo de la traductora Ángeles de los Santos se comente que alguna entusiasta del autor haya querido señalar tanto este texto como el siguiente como preámbulos e inspiración de lo que posteriormente sería conocido como steampunk. Para quien no lo sepa, el steampunk es una corriente de la ciencia ficción que tiene como premisa el triunfo tecnológico de las máquinas de vapor sobre las de petróleo y la tecnología punta, manteniéndose la estética de la Inglaterra victoriana más allá de su época natural de influencia, así como muchos de los problemas propios de esta época y lugar. Se separa así de otras corrientes como el dieselpunk o el cyberpunk.
- Informe completo de la segunda reunión de la sociedad Mudfog para el avance de todo: A pesar de no haber obtenido el éxito esperado con el relato que narraba las primeras de las reuniones, es evidente que Dickens estaba deseoso de narrar una segunda. Si bien él, durante su vida se mostró reacio a tomar parte en el aparato político, muchas de las impresiones que en sus relatos se comparten son duras críticas, soslayadas en ocasiones por la ironía proponen nuevos modelos más progresistas a veces, más conservadores otras veces. Por ello, cada intervención en cada una de las dos reuniones es la expresión de un hombre que se ve ridiculizado desde arriba por el propio autor. Un caso especialmente interesante en este punto es el momento en el que uno de los ponentes interviene para hablar de los beneficios de la homeopatía y lo hace jurando por Dios y por el alma del líder de una secta religiosa que creía que la homeopatía lo había vuelto inmortal. Es necesario recordar en este punto cuál es el origen de la homeopatía y su lógica, si es que tiene alguna. Esta rama de la medicina nace pocos años antes del texto de Dickens y argumenta que una enfermedad se puede sanar aplicando cantidades mínimas al cuerpo de dicha enfermedad o de sus detonantes. Esto es un aspecto que el propio Dickens ridiculiza en la voz del ponente, cuando este expresa que para devolver a la vida a alguien que se acaba de ahogar solo basta con hacerle tragar más agua. Saltando este punto, que me ha parecido de lo más ocurrente por todo este auge de la homeopatía como alternativa medicinal que estamos asistiendo en los últimos años (una homeopatía que, todo sea dicho, ha evolucionado, aunque siga sin dar resultados más que por pura sugestión), tengo que decir que el conjunto de ambos textos me parece una maravilla a tener en cuenta por el ingenio con el que están escritos y por lo avanzado que estaba Dickens a su época, con una capacidad de observación que iba más allá de lo razonable.
- La pantomima de la vida: Este es el texto que menos me ha interesado porque está demasiado encerrado en la época en la que fue escrito. Dickens habla del fin de la pantomima como género teatral tras la muerte de Grimaldi, el actor más conocido en este género. Por ello, el texto se antoja en una mezcla entre necrológica y elegía, donde sobresalen algunos puntos de valor sobre esa reflexión calderoniana del Teatro del Mundo. Por lo demás, ha sido un texto que no me ha aportado lo más mínimo.
- Detalles referentes a un león: Sin embargo, este sí que aporta y mucho. Dickens habla aquí del éxito literario y de su temor a él. No quiere convertirse en una atracción de feria, en un dios al que todos adulen, no quiere convertirse en un león literario. Por eso, describe una escena pintoresca en un salón de baile, donde introduce al león-escritor, expresando su tristeza y aislamiento de la verdadera vida por su condición de escritor, lo cual es paradójico como escritor realista que era y que buscaba reflejar la realidad. Lo cierto era que en esta época Dickens ya tenía cierto reconocimiento tras publicar su primera novela y buena parte de la población ya estaba enganchada a Oliver Twist. Por ello, era lógico y normal que se hubiera sentido así en algún que otro momento.
- Robert Bolton, el caballero con contactos en la prensa: Este texto es de Dickens, pero podría ser de cualquiera. Es una historia dentro de una historia. Lo más interesante es la condena que hace contra la violencia machista y que llama mucho la atención al tratarse de un autor varón cis heteronormativo del segundo tercio del siglo XIX.
- Epístola familiar de un padre a su hijo de dos años y medio: Juro que si no es por el epílogo no entiendo de qué iba esta pequeña carta. Se trata de una despedida. Dickens se marcha de la revista La miscelánea de Bentley, pues ya ha concluido Oliver Twist. También es una reflexión sobre los cambios tecnológicos de la época de Dickens y como los coches de caballos están siendo relegados por los imponentes ferrocarriles.
Como digo, una colección bastante irregular, pero no por ello especialmente despreciable. Si te gusta Dickens, te va a gustar. Aunque, si no has leído otras obras más conocidas primero, dejaría este libro de lado por un tiempo y me centraría en ellas. Para quien esté estudiando a Dickens o realizando un trabajo académico sobre él, sí que es un texto muy recomendable, especialmente por su epílogo.
Lean mucho, coman con moderación y namasté.
Reseñas de otras obras de Charles Dickens: David Copperfield,
Bastantes temas diferentes, todo un hombre adelantado a su tiempo. Y muestra las vivencias junto a la felicidad y las miserias que tiene el ser reconocido. Mucas gracias por la reseña
ResponderEliminar¡Muchas gracias a ti por pasarte y comentar!
Eliminar¡Gracias por la crítica!
ResponderEliminarAfortunadamente, hasta ahora no he leído absolutamente nada de Dickens, pero en los últimos meses he centrado mis estudios en la literatura inglesa y David Cooperfield está en proyecto para los próximos meses.
Encontré interesante el tema de algunos de estos libros. Ciertamente buscaré al menos uno de ellos para leer.
Por cierto, ¿crees que es una buena idea empezar mi estudio de Dickens por David Cooperfield o me recomendarías algún otro trabajo?
¡Muchas gracias y abrazos!
¡Gracias a ti por pasarte y comentar!
ResponderEliminarYo empezaría por "Oliver Twist", pero "David Copperfield" es un novelón también.
Si lo que buscas es un ensayo sobre Dickens, te recomiendo "Tres maestros" de Stefan Zweig. Es antigüillo, pero es citado académicamente en muchos trabajos. Además, Zweig escribe muy bien y se hace un texto ameno. Lo tienes editado en Acantilado, aunque seguro que está en la biblioteca de tu universidad.
¡Un abrazo!
¡Muchas gracias, Lucas!
EliminarSeguiré tus recomendaciones.