Lars y W. son dos intelectuales que han fracasado en su sueño de convertirse en escritores memorables al no encontrar ideas originales que se lo permitiesen. Sus aspiraciones y su desengaño los han unido en un momento vital donde su mutuo pesimismo los alimenta a no hacer nada y a verse a sí mismos como unos desgraciados totalmente prescindibles del sistema literario. Intentan llevar una vida lo más parecida a aquellos que consideran sus modelos, sus líderes. Con Kafka en un pedestal, pero también admirando las películas de Béla Tarr, las reflexiones de Levinas, Blanchot y Spinoza, deciden construirse una vida tormentosa que sin duda no tienen, porque piensan que solo en la decadencia una persona puede convertirse verdaderamente en un escritor. Para ello recurren a una exageración tras otra con la idea de que si se parecen a Kafka podrán convertirse en Kafka y dejar de ser unos exégetas cualquieras, unos meros comentaristas intrascendentes que viven a la sombra de los demás como Max Brod. W. piensa que cuanto mayor sea dicha exageración más cerca estará de un sueño que al mismo tiempo considera imposible de lograr. Entre esta impostura y el suicidio gira, con mucho humor, la vida de estos dos intelectuales, a los que en realidad no les ocurre nada, pero que tratan cualquier mínimo detalle como si fuera una prueba innegable del apocalipsis que está por venir. No vaya a ser que les pille por sorpresa.
La relación de W. y Lars ya está fuertemente asentada cuando comienza la narración, pero solo cuando nos vayamos adentrando en ella seremos conscientes de la auténtica toxicidad de la misma. Lars, narrador de la novela, nos va dando todo tipo de detalles sobre su "amistad" con W., esta en el fondo es una relación de dependencia y de retroalimentación de sentimientos y esperanzas de lo más negativas. Lars es una persona en medio de una búsqueda desesperada de la aceptación de un igual y si bien encuentra ésta en W., la razón se debe a que aquel a quien considera su amigo no es más que un charlatán sin ínfulas que quiere ver potenciado su ego a través de la admiración de alguien más. W. tiene un coeficiente intelectual ligeramente superior al de Lars, o eso dice él, y por lo tanto se cree con todo el derecho a humillarlo constantemente a sabiendas de que su "amigo" no hará nada porque desea demasiado no quedarse solo en este mundo. Lars siente por W. una extraña mezcla de admiración y desprecio, mientras que W. solo siente desprecio y necesidad de despreciar, necesidad de creerse mejor que alguien. Tanto el uno como el otro dan lugar a situaciones y conversaciones de lo más cómicas, al tiempo que el lector puede experimentar hacia ellos una inmensa compasión.
Son sujetos atrapados en sí mismos, como en un vórtice que les ciega y les aleja cada vez más de unos objetivos de los que dicen que han desistido, aunque esto no sea así del todo. La novela crea una sensación de inacción que se vuelve necesaria para comprender la situación y la relación entre ambos. Esta sensación funciona bastante bien por el tono tan original e inteligente que emplea Iyer, donde se hace uso de un humor absurdo muy inglés, que a veces puede recordar a las películas de los Monty Python, aunque en algunas escalas de la historia -o no-historia- se puede volver algo cansino y hasta repetitivo. Para paliar un abuso de la inacción en la obra, Iyer inserta la simbólica trama del piso de Lars, el cual está siendo devorado por una humedad que nadie sabe muy bien de donde viene. Esta trama se va intercalando y nos recuerda que aunque el texto parece estanco en sí mismo, nuestros dos personajes se dirigen en su no hacer nada productivo a una perdición que ellos mismos han elegido y de la que se culpan el uno al otro, W. más a Lars que Lars a W., pero en definitiva el uno al otro.
Magma ofrece una historia de lucidez y constituye una crítica feroz al mundo de los intelectuales atormentados por cuestiones vacías. Tiene mucho de humor universitario, aunque no es preciso conocer todas las referencias ni haber pasado por este sistema para poder apreciarlo, ya que las claves han sido desperdigadas con suficiente claridad en su superficie. Goza de algunas reflexiones y algunos párrafos por los que merece bastante la pena detenerse, aunque otras ideas, como digo, se vuelvan redundantes e innecesarias. El libro lo tengo desde hace ya varios años, pero he ido postergando su lectura, sobre todo después del varapalo de Todo va bien, publicado en la misma editorial y que entendí equivocadamente en la misma línea. De un tiempo a esta parte han aparecido ya dos continuaciones de esta historia de "amistad" entre Lars y W.. ¿Puede que las adquiera y las lea en algún momento? Pues, quizás. Si queréis echar mano a otras opiniones de expertos sobre Magma tenéis las de El lamento de Portnoy (como siempre, con un millar y medio de referencias) y Un libro al día (más asequible, sucinta y con la que medio coincido).
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