Continúa nuestra particular aventura en esta esquina con el mítico criminal monsieur Ripley. En este caso, Tom tendrá que hacer frente a la mafia italiana en una novela donde parte de la intriga se verá sustituida por un mayor predominio de la acción.
La historia en esta tercera entrega retoma a los personajes seis meses después de los sucesos acontecidos en La máscara de Ripley, por lo que la vida de su protagonista no ha cambiado tanto como de la primera a la segunda de las novelas. Eso sí, la muerte de Bernad Tuffts ha llevado a Tom a un callejón sin salida. Incapaz de mantener su estilo de vida, excesivamente costoso, decide ayudar a un viejo amigo, introducido también en la novela anterior: el astuto Reeves. Este es uno de los reyes del bajo mundo de Hamburgo y planea eliminar a la competencia italiana, pero para ello necesita a un hombre capaz de cometer un par de asesinatos con los que pueda engañar a las familias más poderosas de la ciudad para que se enfrenten abiertamente entre sí. Ripley tiene un nombre: Jonathan Trevanny. Él es un padre de familia enfermo de leucemia que podría entrar en un estado terminal en cualquier momento. Jonathan accederá a cumplir la misión que se le propone con la promesa de recibir cierto dinero que podría ayudar a su esposa e hijo después de un funeral que considera inminente.
Pero hay una pega, Jonathan no ha empuñado nunca un arma y no es una persona violenta. ¿De qué forma lo transformará Ripley en el matón que Reeves y él necesitan? La respuesta se halla en el miedo. No es que Tom o Reeves vayan a amenazarlo; su situación es lo suficientemente crítica como para que esto no sea necesario. A través de un rumor esparcido por el propio Ripley, Jonathan comenzará a pensar que le queda menos tiempo de vida del que quizás le queda y que matar a sangre fría a dos monstruos de la sociedad, como pueden ser esos mafiosos, a cambio de una mejor infancia y juventud para su hijo no suena tan mal. Esta es una novela sobre la capacidad que tiene un rumor de cambiar la estructura mental y el comportamiento de las personas.
Que buena parte de la misma (especialmente la primera mitad) se centre en Jonathan le otorga mucha frescura a la novela y vuelve a traerle al lector esa duda tan característica de El talento de Mr. Ripley. De nuevo, el lector se pregunta qué estará maquinando el americano, ese falso amigo que de alguna forma ha contribuido a la perdición de John. El enfermo comienza a actuar de manera extraña y su esposa sospecha de Tom, de sus intenciones hacia su marido. Sabe que Jonathan está en alguna especie de negocio sucio, pero no sabe el qué. Las relaciones entre ella, su esposo y Ripley serán el núcleo central de la novela, que se desarrollará a través de diálogos que nos recordarán a los del trío protagonista en El talento. El amigo americano mantiene la tensión hasta momentos previos al final de la obra y el lector espera verdaderamente que Ripley sea capturado de una vez por todas. Aún así, hay escenas que podrían haber sido más épicas de lo que realmente fueron.
Dicho esto, os espero el mes que viene con la cuarta entrega de la saga. Lean mucho, coman con moderación y namasté.
Reseñas de otras obras de Patricia Highsmith: El talento de Mr. Ripley, La máscara de Ripley, La celda de cristal,