miércoles, 14 de mayo de 2014

Nada, de Carmen Laforet

Existencialismo en la Barcelona de posguerra...


nada.
(Del lat. [res] nata, [cosa] nacida).
1. f. No ser, o carencia absoluta de todo ser.

Esa es la definición que nos da el diccionario online de la Rae del título de la primera novela de Carmen Laforet, con la que obtuvo el prestigioso premio Nadal de narrativa el año de su creación, y es eso precisamente, la carencia de ser, la duda constante en torno al mismo, lo que tiñe los párrafos de la novela que pretenderé reseñar, porque a "Nada" se le calificado y, de hecho lo es, de una novela existencialista, al más puro estilo Posguerra Española, que si no es un género propio ya dentro de la tragedia poco le falta para serlo.

"Nada" narra la historia de Andrea, una huérfana, muy tímida e inteligente, que con dieciocho años viaja a Barcelona para estudiar Filosofía y Letras en la Universidad llena de ilusiones (nuevo curso, nuevo ambiente, nuevos amigos, nuevos amores, nuevo todo) en el que ella piensa que podrá ser libre finalmente de la rígida mano de su prima Isabel, quien la habría criado en un pueblecillo, cuyo nombre no recuerdo si la novela menciona o no. Pero esto es España y la vida es dura, las expectativas de Andrea acabarán chocando de lleno con la áspera realidad que la envuelve de pronto. En un espacio cerrado, lleno de telarañas y muebles viejos viven los extravagantes parientes de Andrea que la acogen en su casa como una más (aunque esto es discutible) una noche en la que la pobre chica no sabe si pasar bajo el dintel de la puerta carcomida de la entrada o echarse a la fuga ramblas abajo. Tras una presentación un tanto hostil, en la que Andrea cree estar manteniendo conversación con fantasmas se le asigna una cama que sobraba y que hacía bulto en el salón-trastero, donde además de dormir ella ronca un gato y un piano, sólo cuando alguien se atreve a tocarlo. A la mañana siguiente (chapter number two) comienzan las presentaciones de los curioso, curiosísimos, habitantes de la casa. La atmósfera aterradora se llena de una violencia doméstica, física y psicológica, que nos acompañará a lo largo del libro y que resulta bastante impactante y que hará de contrapunto con los momentos en los que se desarrolla el otro universo de Andrea: sus amistades, su vida en la universidad, los chicos, ... Cuando estos dos mundos se unan los nervios de Andrea no serán los únicos en crispar. ¡Qué coño, también los del lector! Por eso de saber qué pasará...

Llevo un rato planteándome como continuar la reseña. Laforet le da mucha importancia a la psicología de sus personajes como he podido comprobar. Entre psicología y situación, digamos que Laforet se decanta por lo primero. De los elementos psicológicos de los personajes se derivan las situaciones que acontecen en "Nada", si bien se nos cuenta también que los personajes han tenido un pasado, bastante traumático por lo general (por eso de la cercanía de la Guerra Civil), que incide en la forma en la que se comportan en el presente. Lo que quiero decir con esto, es que para hablar de esta novela y fomentar el interés de la gente para que se anime a leerla, porque no tiene desperdicio, lo mejor es, quizás hablar de forma muy breve de los personajes más principales haciendo el menor spoiler posible.

El primer habitante de la casa, que destaca ponderosamente por su discurso en el capítulo segundo sobre qué debe hacer y no hacer Andrea porque tiene un nombre es tía Angustias, una mujer que no ha encontrado marido y que vive en la desdicha. Pretende alejar a Andrea de Gloria, la mujer de Juan, porque cree que es una perdida. Vive en pleno orden, salvo consigo misma y siente animación por la religión como forma de vida.

El tío Juan es un pintor fracasado e histérico por la guerra que maltrata continuamente a su mujer, con la que tiene un hijo.

Gloria es la mujer de Juan. Muy poco inteligente, que escapa de su cama por las noches para, según sus palabras, ver a su hermana, quien a veces les presta dinero para comer.

Y la dueña de la casa, la amablísima abuelita, un haz de luz entre tanta maldad. 

Luego está Román, el atractivo tío de Andrea que compone música para violín y piano y que vive en un desván. Es manipulador y controlador y cree tener sometidos psicológicamente a todos los habitantes de la casa. Muchas de las broncas a lo largo de la historia, de hecho, se deben a sus continuas provocaciones.

Además hay una criada bastante poco agraciada, un perro y un loro (o un perico), pero no pienso desperdiciar un párrafo de mi vida hablando de ellos. Lo fundamental ya está dicho. Entre estos personajes se establece un haz de misterio que poco a poco se va dilucidando. Todos luchan por ganarse las simpatías de Andrea, la recién llegada, diciendo cosas horribles de sus contrincantes. Todos viven encerrados y hastiados en esa casa de Barcelona de la calle Aribau, con los sueños hechos pedazos y esperan de Andrea la llegada de una nueva meta que lograr, algo que les permita dar sentido a sus vidas. "Nada" es una novela ratos claustrofóbica, necesariamente claustrofóbica, de la que un lector ávido puede sacar muchas conclusiones más que interesante y, sobre todo, -y esto es lo más importante- disfrutar mucho, muchísimo.

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