viernes, 13 de octubre de 2017

Una pantera en el sótano, de Amos Oz




Jerusalem, 1947. Profi es un niño judío hijo de padres inmigrantes que se han asentado en la ciudad santa con la promesa de los Aliados de que la creación de un estado hebreo es inminente. Sin embargo, la retirada de las tropas inglesas del Protectorado de Palestina está tardando más de lo esperado, lo que lleva a los judíos allí afincados a organizarse en pequeños grupos de guerrillas que se dedican a sabotear al ejército inglés en la medida de lo posible. Como si no fuera suficiente el problema, los árabes autóctonos de la región ven amenazadas sus tierras y sus vidas, por lo que asistimos a un conflicto triple. En medio de todo este berenjenal, Profi crea con sus amigos un equipo de resistencia hebreo. Sin embargo, cuando en su vida aparece el joven sargento Dunlop la trama se tuerce, los prejuicios comienzan a desaparecer y los pilares patrióticos se resquebrajan hasta el punto de ser acusado de traición por sus amigos, familiares y camaradas.

La historia es narrada por el propio Profi, pero muchos años después, por lo que el retorno a los hechos de la infancia del narrador no se produce desde la fingida inocencia del niño, sino desde la madurez del adulto. Esto le permite implementar diversos saltos temporales, así como introducir reflexiones más sesudas y justificar, reorganizar y suprimir algunos actos que habría realizado como niño, dándonos la impresión de que el Profi niño era mucho más sensato e inteligente de lo que posiblemente habría sido. Este juego de edad que fuerza el narrador funciona muy bien dentro de la novela porque rompe con la figura típica del narrador infantil, anclado a una sintaxis y a una temática no demasiado elaborada para resultar verosímil, y que puede gustar un rato, pero que pasado determinado número de páginas se vuelve irremediablemente tedioso para cualquiera.

Amos Oz coje y desarrolla la tradición hebreica del Antiguo Testamento y, mediante la cita constante, intenta trasladar sus enseñanzas a las situaciones de la vida que le toca vivir al pequeño Profi, "un judío de la tierra de Israel" que, gracias al discurso paterno, siente el deber de protegerse a sí mismo y a los suyos de los invasores de la pérfida Albión, como ya se habrían protegido los judíos de todas las invasiones históricas que les tocaron. Sin embargo, cuando descubra que existen personas honorables en ambos bandos Profi se alejará del cómodo margen del prejuicio y entrará de pleno en  el dilema del patriotismo, sintiendo como sus ideas se desmoronan dentro de él y le hacen sentir culpable. Para él y para sus allegados se convertirá en un traidor por aproximarse al enemigo. Él lo justificará creando la fantasía de que en realidad sus conversaciones con Dunlop pueden servir como prácticas de espionaje para obtener información, lo que le llevará a sentirse traidor nuevamente para con el sargento, que lo trata con un respeto y un cariño al que no está acostumbrado. Convertido así en un doble traidor, Profi entiende que sus traiciones resultarán las experiencias más enriquecedoras que podría tener, pues estudiando diferentes perspectivas del mundo podrá elegir como construir su propio camino, entendiendo que éste va mucho más allá que la ideología adscrita a cualquier concepto de patria. En este sentido la novela de Oz constituye un ataque elaborado y sútil al patriotismo, otorgando más importancia a la vida de los individuos que a las diferencias étnicas, idiomáticas y territoriales. Persiste la identidad y la integridad como persona individual sobre la pertenencia a un grupo u otro, una cuestión que a algunos les parecerá obvia, pero a otros no tanto. Otros temas e ideas presentes en Una pantera en el sótano y que casi me voy a limitar a mencionar por falta de tiempo son: el amor por los libros, la primeras inquietudes sexuales de la pubertad, las películas hollywoodienses de los 1940s y su universo de actores y actrices todavía en blanco y negro, el despotismo fascista -que puede apreciarse en el discurso de Yardena sobre los mecanismos de su hermano para manipular a sus amigos-, el deber de prestar ayuda a cualquier ser humano, la capacidad para perdonar grandes afrentas y así vivir en paz con uno mismo, etc.

En definitiva, un libro bastante recomendable sobre todo por las ideas presentes en él -muy a flor de piel ahora con todo el barullo mediático de Cataluña y la democracia española- y alguna que otra escena especialmente enternecedora que empatiza excelentemente con el lector y que le da muchísima fuerza. Los personajes están bastante bien construidos y se sienten simbólicamente muy vivos. El nivel intertextual es también una maravilla, con una complejidad camuflada que consigue que puedas leerlo sin problemas si ignoras las referencias, pero que te aportará mucho más si vuelves a él una vez las tengas. Podéis encontrar más reseñas en Un libro al día (a quienes agradezco haberme descubierto el libro) y en La brújula literaria (de una brillante lucidez, si se me permite decirlo).

Más reseñas de obras de Amos Oz en esta esquina: La bicicleta de Sumji,Conocer a una mujer, Queridos fanáticos, La caja negra



2 comentarios:

  1. Siempre he tenido curiosidad por leer algo de Amos Oz pero nunca me he decidido del todo. Hasta ahora y gracias a tu estupenda reseña, que me lo ha dejado más que claro.

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    1. Espero haberte convencido de que te animes y no al contrario. No es un libro excelente, pero sí muy en condiciones.

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