Compañía es una colección de cuentos con los que la autora española Cristina Cerrada obtuvo el II premio de narrativa Caja Madrid. Si bien la elección de esta lectura ha sido un poco por intuición, la satisfacción desprendida de la misma no podía haber sido mayor. Cerrada centra su punto de mira en una serie de personajes en situaciones muy desagradables y, en ocasiones, hasta crueles, lo que no deja de volverlos muy humanos. La mayoría de ellos, en lugar de disfrutar de la compañía de los mismos, no pueden evitar sentirse perdidamente solos. De ahí el título del conjunto. Las trece historias aquí contadas tratan sobre el dolor de la incomprensión, la frustración de los sueños propios, el valor de descubrir qué nos importa una vez lo perdemos, la negación de uno mismo y de los demás,... Sin más preámbulos, hablemos un poco de cada una de ellas por separado:
- Alguien me sigue: Toma como tema central la paranoia y en clave feminista nos lleva con un estilo nada fantástico a un intercambio de roles que funciona realmente bien. Un hombre está obsesionado con su vecina de enfrente, a la cual se le ha roto la cerradura. Él lo sabe y se siente con el deber de "protegerla" del mundo exterior. Espera, por supuesto, algo a cambio: su amor incondicional. La chica sabe de la existencia de este hombre e intenta evitarlo como puede. Él la oye a través de las finas paredes del apartamento y la sigue por la calle, en el metro, cada vez que sale de casa. Le mira fijamente e impide que nadie se le acerque, hasta que un día la ve besándose con otro hombre, un hombre que comienza a seguirlo y le hace temer por su propia vida. El acosador se convierte en el acosado y que sea un hombre es un punto muy a tener en cuenta en el relato. Con ello Cerrada parece querer dejarnos en claro la indefensa situación de la mujer a día de hoy, acorralada una y otra vez por una vorágine incansable de hombres que aprovechan su ventaja física y social.
- Tatuaje: Este es uno de mis favoritos. Cuenta la historia de un adolescente solitario que ha padecido el abandono paterno y se niega a aceptar al nuevo novio de su madre. El chico está enfadado con el mundo por esto y vaga sin rumbo por la ciudad. La llegada de un nuevo compañero de clase con quien hará buenas migas le llevará a querer tatuarse un lobo en el pecho. Un romántico y adolescente lobo que aúlle a la luna y que servirá de marca para recordarse a sí mismo lo solo que en el fondo está. Este relato trata sobre el abandono de un padre y sobre el difícil duelo que nos acompaña el resto de la vida tras este, la sensación de que nadie va a dar nada por uno y de las heridas no sanadas jamás. Una maravilla.
- Naturaleza muerta: Habla del fin del amor y del período de no superación del mismo con todos los actos absurdos de una ira muy humana. En este relato no hay asesinatos ni agresiones, pero la sensación de violencia que Cerrada despliega es total. A mí al menos me recordó mucho a una de mis novelas favoritas: la increíble Personajes desesperados de Paula Fox. En ambas historias hay un matrimonio con muchas fisuras, aunque el hecho de que haya hijos de por medio y de que estos parezcan preferir al nuevo novio de la madre vuelve al relato mucho más incómodo y mordaz. Toda una delicia.
- La laguna interior: Es el relato con el que más deberíamos empatizar todos aquellos que nos sentimos las ovejas negras de nuestras familias. Tina es una de las cuatro hermanas de una familia y la que más conexión tiene con su abuelo materno. Mientras su madre anda de excursión con sus dos hermanas más pequeñas, una llamada telefónica a la madrugada le anuncia que el viejo ha fallecido. Acude directa a la casa, pero una vez allí es incapaz de llorar. Está experimentando lo que Cerrada bautiza como la laguna interior. A pesar de tener unas ganas inmensas de expresar su dolor, no lo consigue y se culpa fuertemente por ello. Que Tina sea solo una niña hace todo mucho más turbio e interesante. Cerrada sabe que los niños son mucho más inteligentes que como usualmente los ha retratado la literatura y en este relato les hace justicia.
- Hormigas: Toma también como eje las relaciones amorosas tóxicas. Esta vez vienen en pack, pues la protagonista tiene que hacer frente tanto a su novio como a su suegra, una viejita insoportable que ha quemado su casa para no desprenderse ni un momento de su más preciada descendencia. Este tándem madre-hijo comienza a volverse impenetrable al tiempo que la protagonista tendrá que plantearse seriamente si continuar o abandonar. La metáfora de las hormigas que nadie ve recuerda al viejo dicho inglés: There's an elephant in the room!
- Mentiras, relojes y minusválidos: Trabaja la hipocresía social y su amplia funcionalidad dentro de las relaciones sentimentales contemporáneas. La tristeza de ver el marco completo de la relación entre una pareja que funciona gracias a las mentiras de una de las partes es desgarradora. Más si se tiene en cuenta el amor incondicional de la otra. Al igual que en otros relatos, Cerrada focaliza la acción en el personaje más polémico y desagradable, consiguiendo despertar todo el interés de un lector que lucha para no identificarse.
- Alienígenas: Parece al principio un relato más cómico, aunque el trasfondo no lo sea en absoluto. Aquí la autora emplea un uso de la ironía y de la ambigüedad que, si bien se aprecia en otros relatos, no había llegado hasta su punto culmen. La historia nos cuenta cómo un hombre es interrogado una y otra vez por un médico psicólogo quien decidirá si pasa a entrar en un centro sanitario o en una penitenciaría. El narrador es acusado de haber asesinado a su mujer y a sus hijas, pero este no solo lo niega, sino que, además, le cede la culpa a unos supuestos extraterrestres que le habrían sondado y cortado las manos. No queda claro si esto ocurre así, pero el psicólogo es escéptico con el tema de las manos. Alienígenas es un relato de una inteligencia apabullante.
- Progenie: Trata de ese odio intrínseco a todo lo que nos hace caer en vidas similares a las de nuestros padres cuando los detestamos hasta la saciedad. Trabaja al mismo tiempo el placer masoquista de muchas mujeres y cómo tanto estas como los hombres heredan comportamientos que adquieren con el contacto cultural entre sus modelos e iguales. Personalmente la historia me indignó bastante, para bien, espero.
- Amnesia: Es uno de los relatos que más tocan el tema de la incomprensión, aunque quizás sería mejor decir: la necesidad de hacernos comprender. En él un joven acude con su devota pareja a una sala de hospital para visitar a un compañero de trabajo de ambos, quien ha sufrido un accidente y perdido la memoria. El visitante cree que el visitado se acuerda de todo perfectamente y que está haciendo teatro para no ir a trabajar y disfrutar de todo tipo de atenciones. Él no se lo va a contar a nadie, pero por alguna razón necesita oír que tiene razón. Para ello arriesga todo y entra en un comportamiento agresivo con el que saca la rabia acumulada a lo largo de la vida que tanto ansía olvidar.
- Trasplantes: Nos enfrenta de nuevo a un personaje obsesivo y paranoico que teme a un amigo de su pareja por el reciente trasplante que le ha salvado la vida. Piensa que un trasplante es introducir el alma de una persona en otra, creando una quimera monstruosa. Cerrada se sirve de recursos del cuento de terror aquí para dejarnos esa sensación de mala espina que tanto agradece un lector como yo.
- Cerdos: Trata de la no aceptación de uno mismo tras una ruptura sentimental de varios años. Se habla del retorno a la familia que nos queda en la adultez y que es tan dispersa como distinta de nosotros mismos. La incomprensión de este reencuentro familiar, de esta nueva y a la vez vieja compañía que tan solos nos hace sentir. De eso y de unos cerdos, símbolos de la brecha entre lo que unos pueden soportar y otros no.
- El efecto Coriolis: Es el relato más breve, impersonal y que menos me ha gustado. Por lo tanto, no voy a dedicarle siquiera más que este par de líneas. Muy por debajo de todo el conjunto.
- Compañía: La historia que cierra la colección es también la que da nombre al título y hace un acopio de las ideas claves presentadas. Habla de un par de chicos que comparten piso, siendo uno de estos el casero y el otro un inquilino que se niega a marcharse. El inquilino le parece al casero especialmente molesto, pero al mismo tiempo tiene un aura de optimismo que le sienta divinamente y que le pone muy difícil tomar una decisión terminante. El inquilino lo sabe y se aprovecha de esto. Juntos hacen una pareja un tanto cómica que se compenetra en una especie de simbiosis donde ninguno está del todo a gusto.
En resumen, una lectura sumamente gratificante, intrigante y ágil. Me gustará volver a repetir con la autora en el futuro. Recuerda en cierta medida a Samanta Schweblin, pero su estilo difiere lo suficiente como para presentar personalidad propia. Altamente recomendable.
Reseñas de otras obras de Cristina Cerrada en esta esquina: Europa,
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