sábado, 29 de diciembre de 2018

Mis lecturas favoritas de 2018, algunos datos y propósito lector para 2019



 1.

Este año tenía pensado batir mi récord personal de lecturas y, aunque al final no he podido lograrlo (por los pelos), he disfrutado leyendo algunos de los títulos que posiblemente marquen mi vida como lector. Aparte de superar la marca de los 67 libros, también tenía pensado equilibrar mis hábitos de lectura leyendo a tantas escritoras como escritores tras darme cuenta de que la mayoría de los libros que había leído previamente estaban casi en su totalidad escritos por varones (alrededor del 95%). Si bien es cierto que en la educación literaria tradicional, ya se adquiera esta en la casa, en el instituto o en la universidad, tiene un canon que apenas contempla a unas pocas mujeres entre sus filas. Como si las mujeres fueran escritores de segunda por el mero hecho de ser mujer, cuando algunas son auténticas titanes de lo literario. Este año hemos vuelto a Highsmith, hemos descubierto a Fitzgerald, a Lina White, a Wharton y a muchas otras. Todo ha sido enriquecimiento y disfrute. (Bueno, menos el primer libro de Banana Yoshimoto, que me ha parecido un amasijo weird a medio concretar adolescente.) 

A pesar de haber multiplicado el número de autoras en mis estanterías, no he cumplido con este objetivo de la balanza, por lo que será el primer y principal propósito de este 2019.

El reparto de libros leídos desglosado por el género de su autor sería el siguiente:

  • Libros leídos en total: 63
  • Libros escritos por hombres: 37
  • Libros escritos por mujeres: 27

Las cuentas pueden no salir porque he contado doblemente la novela Camino de sangre al estar firmada tanto por un autor como por una autora: Bianca Garufi y Cesare Pavese. Además sería interesante añadir que seis de los libros escritos por hombres son textos dramáticos que tuve que leer para mi trabajo final de máster y que, por ello, están aquí más como producto de una obligación académica que como fruto de una elección por el mero placer de leer. 

 2.

Por otro lado, el género de los textos también puede ser un dato importante a tener en cuenta. Quienes me conocen saben de mi devoción por la narrativa en detrimento de otras esferas del arte literario. No es que odie la poesía; muy al contrario, le tengo un fuerte respeto, pero no disfruto leyéndola. No conozco del todo sus reglas y tardo una gran cantidad de tiempo en pasar de una página a otra. Quiero sacarle todo el jugo a cada texto y en la lírica la ambigüedad, la sonoridad y el ritmo marcan las pautas de todo (o casi todo) lo que se crea. Por ello el marcador de textos poéticos leídos entre esos 63 es nulo. Por otro lado, aunque el teatro me gusta, especialmente el más clásico (por sus similitudes con la narrativa), mi situación vital me lleva a no acudir demasiado a las puestas en escena y a que mi interés por el texto en sí se debilite. Prefiero ver puestas en escena grabadas y subidas a Youtube antes que leer guiones teatrales. (Salvo si los escribe Dürrenmatt o Valle Inclán, que ahí sí caigo.). De esta forma, el reparto de libros leídos desglosados en géneros literarios sería el siguiente:

  • Libros leídos totales: 63
  • Novelas: 42
  • Libros de cuentos: 11
  • Textos teatrales: 7
  • Libros de no ficción: 3
  • Poesía: 0

Aunque dude si colocar o no El niño se cuece en la polenta de Aglaja Veteranyi, Duelo de Eduardo Halfon y El asco de Horacio Castellanos Moya dentro de la categoría novelas, voy a permitirme dejar el desglose como está y simplemente mencionarlo. Como habéis podido comprobar, tampoco soy un forofo de los libros de no ficción. No me suelen agradar las biografías (o autobiografías). Primero, porque me cuesta considerarlas géneros dentro de la no ficción. Y segundo, porque me resulta inverosímil y absurdo resumir toda la vida de una persona en un texto, ya ocupe este novencientas páginas. Los ensayos tienen que tocar temas que me interesen mucho o estar muy bien redactados, de lo contrario soy incapaz de leerlos. Y me da igual su trascendencia y todo lo que ello conlleve.

3.

Pasemos ahora al tema de las nacionalidades y de las diferentes representaciones de la cultura imperantes en mi proceso de lectura de este año. Desglosar los 63 títulos por la nacionalidad de origen de sus escritores o escritoras se torna algo complejo, sobre todo si tenemos en cuenta a autores como Vladimir Nabokov, Helen Oyeyemi o Kazuo Ishiguro. Autores emigrantes o de padres emigrantes en cuyos procesos de escritura se mezclan tradiciones muy diversas. ¿Podemos decir que La verdadera vida de Sebastian Knight es una novela rusa o estadounidense si está escrita en inglés para un público británico y desde una perspectiva mixta donde no solo aparece el germen de lo ruso, sino de todo lo británico y lo europeo, sin una marca del Nabokov estadounidense que veremos posteriormente? ¿Podemos desligar una novela como Boy, Snow Bird de las experiencias del pueblo paterno de su autora cuando, situado en un contexto ajeno a lo británico (su nacionalidad), estas experiencias se convierten en el principal soporte de la obra y motor de la trama? Ya os lo digo yo, no. No. No podemos. O podemos, pero sería una mentira a medias. Sin embargo, y aunque la cultura desde la que se escribe tiene una importancia fundamental, las grandes obras de la literatura trascienden, ¿verdad?. ¿Verdad? ¿Verdad o depende? Esta sería cuestión para entrar en un extenso debate; el cual voy a evitar, al menos aquí, porque aún le queda mucho a esta entrada y no es necesario explayarse demasiado en cuál es mi punto de vista en este asunto.

4.

Y ya, sin más dilación, (¡esta vez sí que sí!) los títulos que más he disfrutado leyendo este 2018.

Os recuerdo que esto no es ranking. No considero a ninguno mejor que el anterior. Todos han sido, a su modo, espectaculares.



La hermandad de la uva, de John Fante


Uno de los descubrimientos personales de este año ha sido John Fante. De él he leído un par de novelas. La primera, 'Llenos de vida' me la recomendó Cities en los comentarios de una entrada muy parecida a esta hace un año. A pesar de que a él le parece mucho mejor la que recomendó, esta 'Hermandad de la uva' se me hizo más amena y con un universo (y un final) mucho más poderoso. Los temas aquí parecen ser los típicos de Fante: las peculiares familias arquetípicas italoamericanas (con su arquetípico padre borracho, gruñón y fanfarrón y su arquetípica madre que hace un drama de lo que sea con tal de que sus hijos la cuiden), la lucha de un protagonista por convertirse en escritor en un entorno hostil y, sobre todo, la batalla campal, titánica y generacional entre padres e hijos.





Compañía, de Cristina Cerrada

Os digo ya que este, junto con el título que aparecerá debajo, es uno de los mejores libros de relatos con los que me he topado. Y eso que no tenía muchas esperanzas en él, la verdad. Firmado por una autora española medio desconocida que hará unos diez años ganó un premio regional. Lo admito, lo cogí por la imagen de portada y me sorprendió con creces, mucho más que otros títulos escritos por figuras de mucho más renombre. Dentro de esta joya destacan narraciones como 'Tatuaje', 'Cerdos', 'Amnesia' o 'La laguna interior'. Todos brutalmente críticos y bellos. Muy en la línea de los trabajos de Schweblin aquí reseñados, pero con una mayor crueldad y quizás mejor medidos.




El nervio óptico, de María Gainza

De este volumen de relatos sobre el arte y las relaciones y emociones humanas no vais a poder encontrar una reseña aquí, puesto que aún tengo pendiente la tarea de hacerla. Y llevo con ella a cuestas desde mediados del mes pasado, pero, creedme, no es una tarea fácil. Por otro lado, el libro merece muchísimo la pena. Nos va mostrando diferentes historias con personajes actuales que interrelacionan sus experiencias con la vida y la obra de numerosos artistas, la mayoría pintores, por lo que, además de gozar de una extraordinaria calidad, uno siente que aprende algo al tiempo que disfruta. Tanto si te gusta la historia del arte, como si tu conocimiento de esta es cero patatero, este libro es para ti.






 Ygdrasil, de Jorge Baradit

Otra de las acertadas recomendaciones de Cities. En este caso estamos ante una novela de ciencia ficción muy particular, pues en ella vemos la evolución del posciberpunk hasta sus últimas consecuencias y una confusa, aunque lírica y bella, mezcla de la clásica novela de espionaje con ¿tecnogore y chamanismo? Lo cierto es que 'Ygdrasil' es difícilmente clasificable y, aunque tiene todos los componentes para ser un churrasco, coge vuelo con la suficiente fuerza como para convertirse en un thriller épico.  Además, cuenta con un montón de referencias a los mangas de los 1980s y 1990s y a la animación japonesa como dato para los amantes del género.






Camino de sangre, de Cesare Pavese y Bianca Garufi

'Camino de sangre' es la última obra publicada de Pavese y escrita a cuatro manos con quien se consideró su amante. Lo curioso de este título es que, aunque había leído otros textos del italiano, hasta el momento ninguno de ellos me había parecido nada del otro mundo. Quiero decir, Pavese es un gran escritor y tiene textos de una indiscutible calidad. Sin embargo, siempre le encontraba algo que le faltaba para entusiasmarse. Ese hueco es el que llena Garufi. En la novela ambos escritores se repartieron los capítulos: los impares eran narrados por Pavese desde la perspectiva de un personaje y los pares por Garufi desde la de otro. Y, aunque suene raro decirlo (porque Pavese es Pavese todo lo que queráis) disfruté mucho más con la parte de ella. Me pareció más inteligente, sutil, cruda y bella. Y es por Garufi por lo que 'Camino de sangre' está en esta lista.


La verdadera vida de Sebastian Knight, de Vladimir Nabokov

'La verdadera vida de Sebastian Knight' son muchas novelas dentro de una misma. Se presenta como un libro biográfico que el hermano biológico de Sebastian Knight escribe a su memoria. Mr. Knight, que de nacimiento era ruso aunque intentara ocultarlo, era un enrevesado escritor de vanguardias con una calidad y un reconocimiento, según podemos entrever, similar a James Joyce. Nuestro protagonista escribe este texto para defender a su hermano, o al menos eso dice, pues hacia él se ve impulsado tanto por sentimientos de amor como de odio. La envidia y la admiración se entretejen confeccionando una extraña relación fraternal a la que el narrador quiere poner fin después del entierro y no sabe cómo. La narración toca géneros como la biografía, la crónica periodística, el relato de viajes o la crítica literaria con excelente éxito. Me sorprende que sea una de las obras menos conocidas del autor. De las que he leído suyas es mi favorita, sin duda.



Boy, Snow, Bird, de Helen Oyeyemi

Siendo un drama familiar en dos generaciones de mujeres a mediados de siglo XX en mitad de algún lugar de Estados Unidos, 'Boy, Snow, Bird' destaca por los juegos mentales y el tremendo plot twist sucedido a mitad de narración. Oyeyemi no solo nos descubre a nuestro 'yo' prejuicioso, sino que, además, nos lo lanza a la cara. Esta es una de esas novelas que uno comienza leyendo sin mucho interés y que se crece poco a poco para acabar dándonos una lección sobre nosotros mismos. En su momento me gustó, pero ha sido el paso de los meses, la reflexión en torno a 'Boy, Snow, Bird', y su diálogo con otros textos posteriores, lo que le ha asegurado un puesto en este listado.







El desayuno de los Campeones, de Kurt Vonnegut

Es considerada por muchos aficionados y entendidos en el autor su mejor novela. 'El desayuno de los campeones' es pura dinamita. Cada página es un ataque contra todo sistema. Cada diálogo, una radiografía del ser humano. Su final es uno de los mejores que jamás habré leído. ¡Y viene acompañado de ilustraciones superpunkys realizadas por el propio Vonnegut! ¿Qué más se puede pedir?










EXTRA: Tiempos de Swing, de Zadie Smith

Aunque aún me quedan algunas páginas y a riesgo de arrepentirme después, creo poder afirmar que 'Tiempos de Swing' está siendo una de las mejores lecturas del año. Aún no sé bien cómo lo hace, pero Smith me tiene enganchado al libro de una forma en la que no estaba desde hace meses. Y eso se lo tengo que agradecer. 'Tiempos de Swing' toca muchos temas de valor. Habla de la amistad, de las relaciones de pareja, de las relaciones entre padres e hijos, de los conflictos étnicos de pertenencia o procedencia, de los sueños en pugna con la vida, del poder del dinero y de la influencia y, sobre todo, de la realidad de que vivimos en varios mundo más allá del que conocemos.








5.

Hablemos de propósitos:

  • Leer equilibradamente textos tanto de hombres como de mujeres.
  • Superar la marca personal de los 67 títulos.
  • Proseguir con los autores descubiertos (Banana Yoshimoto, Penelope Fitzgerald, Pilar Pedraza, Cristina Cerrada, Eduardo Halfon, John Fante, etc.) y con los que se van encumbrando como mis favoritos (Kazuo Ishiguro, Adolfo Bioy Casares, Kurt Vonnegut, Samanta Schweblin, etc.)
  • Reducir la lista de pendientes (Coetzee, Atwood, Bernhard, Murdoch, Kerangal, etc.)
  • Introducirme en tradiciones literarias poco conocidas.
  • Leer a autores indie o publicados por pequeñas editoriales.

6.

Espero que la entrada no haya resultado excesivamente densa. Había mucho que comentar y me apetecía hacerlo. ¿Cómo ha sido vuestro año lector? ¿Hay algún texto que os haya impactado? ¿Qué pensáis de todo esto? Me despido desde esta Esquina, deseándoos lo mejor para este nuevo año en el cual entramos. Abrazos y namasté.


4 comentarios:

  1. Me he apuntado varios que no conocía. Estás a prueba, que lo sepas :-P

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    1. ¡Madre mía, me va a poder la presión! ¡Disfrútalos y ya nos vas contando desde Un brillo ensordecedor! A ver si de aquí sacas un buen 'sime'.

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  2. Me quedo con Samanta Schweblin como objetivo a corto. También tengo que insistir con Margaret Atwood, que mi único contacto con ella es de este año y me ha encantado. Por cierto que yo estoy con Bernhard otra vez, no leía nada suyo desde mayo de 2016. Voy a tardar porque Extinción es su novela más extensa y como viene en un tomo doble junto con Hormigón solo lo leo en casa a ratos. De hecho mi propósito para 2019 es leer todos los tochos que tengo pendientes y que voy dejando porque no son manejables para llevar a cuestas: Célines varios, el volumen de cuentos completos de Cortázar (cruzo los dedos pq son más de mil páginas), más cuentos a cargo de Isaac Bashevis Singer, Los hermanos Ashkenazi de su hermano Israel Yehoshua y un larguísimo etcétera. A ver en qué queda.

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    1. De Schweblin, mírate 'Pájaros en la boca' y 'Siete casas vacías'. Aunque a mí me gustaron menos que 'El núcleo del disturbio', creo que, por lo que te conozco, van a encajar mejor contigo, Cities.

      ¿De Atwood has leído 'El cuento de la criada'? Yo lo estoy deseando.

      Benhard lleva ya tantos años como propósito personal que no haber leído nada aún me empieza a dar vergüencita.

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