sábado, 1 de febrero de 2020

La boca pobre, de Flann O'Brien



La boca pobre es una novela satírica irlandesa escrita en gaélico en 1941 por el irreverente Flann O'Brien, autor entre otras obras de En-Nadar-Dos-Pájaros, y que editó Nórdica con una traducción directa hace ya algunos años. En sus hojas se narra la vida de un prototípico irlandés pobre del suroeste del país, muy lejos de la influencia de Dublín y más aún de la de la metrópoli londinense. Bonaparte O Cúnasa es el hijo único de un presidiario y vive con su madre y su abuelo en la remota aldea de Corca Dorcha, cerca de las islas Blasket, donde el aire es tan pestilente y gaélico que cuesta aspirarlo, siendo heredero de la miseria de la región y de la lengua y las tradiciones de sus ancestros, las cuales le reportarán más desgracias que alegrías. Él, al igual que su familia y los vecinos del lugar, sobrevive como puede a base de patatas cocidas y alternando la vida honrada de la ganadería con alguna que otra pillería sin la cual seguramente habría muerto de hambre en el capítulo dos. Por lo que la trama de la obra se construye como una Bildungsroman con mucho ingenio donde la picaresca propia de la narrativa tradicional irlandesa cobra un fuerte peso. Corca Dorcha se presenta como un espacio verosímil, pero al mismo tiempo onírico, donde la larga sombra de la bestia mitológica gaélica conocida como el Gato de Mar (que entra en contacto con Bonaparte y que él describe como la silueta de la isla) se proyecta en el aguacero que se filtra en la chamizo donde duermen nuestros personajes y que es para ellos el pan de cada noche. 

El estilo recuerda mucho al del llamado realismo mágico. Tanto los espacios como los personajes se construyen con las teclas propias de las narraciones realistas sobre el devenir del pueblo gaélico que intenta parodiar O'Brien, pero cuentan con coletazos de la más pura extravagancia que le otorgan a la obra momentos muy divertidos y cargados de simbolismo. El narrador busca la aparente descripción objetiva de los acontecimientos, pero incurre en exageraciones a propósito y en intervenciones que resultan inconcebibles en el momento en el que se realizan. Para poneros un ejemplo, las primeras palabras del narrador cuando interactúa siendo un bebé con su abuelo son las siguientes:
"—Hace calor, hijo.
 —La verdad es que este fuego achicharra —le respondí—, pero fíjese, caballero: es la primera vez que me llama hijo. No hay peligro en afirmar que es usted mi padre y que yo soy su hijo, que Dios nos libre del mal y esté lejos de nosotros el demonio."
Y como este tenemos una ristra de momentos disparatados que hacen de La boca pobre una de las novelas más divertidas que he leído nunca. La obra refleja una Irlanda no muy conocida, pero que muchos tildarían de auténtica. Los capítulos se desglosan en pequeñas historias que van narrando situaciones puntuales a las que tuvo que enfrentarse el protagonista y su familia, en la que no solo debemos incluir al abuelo y a la madre, sino también a los cerdos, que duermen entre los juncos, a veces sin que medie un tabique entre ellos. Estos animales representan simbólicamente a los habitantes de Corca Dorcha. Son tratados como personas por el Viejo, por el inglés miope y por el lingüista del gramófono. Es decir, por la propia Corca Dorcha, por el Imperio Inglés y por la elegante Dublín. Ocupan un papel central en buena parte de la obra y constituyen una especie de hermanos para el protagonista.

En definitiva, una historia escrita con una gran agudeza y que tenemos la suerte de que ha sabido trasladar muy bien el traductor. Mi experiencia no puede haber resultado más positiva. Tenéis otras reseñas en Un libro al día y Solo de libros.

Lean mucho, coman con moderación y namasté. 


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