Los superjuguetes duran todo el verano y otras historias del futuro es una recopilación de relatos del escritor inglés de ciencia ficción Brian W. Aldiss de finales de los noventa e inicios de los dos mil, a excepción del relato que da título al volumen y que sirve como reclamo de ventas, el cual data de 1969. El cuentario incluye, además, un prólogo donde se habla de la importancia de Los superjuguetes duran todo el verano y de los años de trabajo sin frutos en los que el propio Aldiss colaboró con el famosísimo Stanley Kubrick con el fin de adaptar el texto al guión de una película que no llegaría a dirigir. Una vez muere Kubrick, el cual había echado a Aldiss del guión porque este se negaba a usar elementos de otros textos, particularmente de Pinocho, los derechos del relato pasan a formar parte de Steven Spielberg, con quien el autor parece congeniar mejor. Dos relatos que continúan la historia del protagonista (Los superjuguetes cuando llega el invierno y Los superjuguetes en otras estaciones) después y la ayuda de Ian Watson lograron finalmente completar el tan ansiado guión del filme que se acabó llamando Inteligencia Artificial (2001). Aldiss quería aprovechar este éxito, por lo que editó un volumen con relatos escritos en una fecha reciente al estreno, relatos que, si bien no tienen esas imágenes poderosas que hace que el lector luego los recuerde con vehemencia, tratan de temas de actualidad y viene a advertirnos sobre los peligros del progreso humano y de la necesidad de erradicar ciertos comportamientos para poder mantener un equilibrio con el cosmos. Algunos de estos temas se adelantan mucho a su época y, aunque el enfoque peca de no ser el más indicado, llaman la atención, pues están en el día a día de las sociedad modernas. Hablo de la ecología, el veganismo, el tema racial, la manipulación de los medios, lo mórbido de la prensa rosa, la superpoblación, la hipersexualización, las personas transgénero, etc.
Pero, sin duda, el plato fuerte de este cuentario se halla en sus tres primeros relatos, los cuales, como ya he comentado arriba, forman un tríptico que nos conduce a las reflexiones del pequeño David: un niño incapaz de satisfacer a su madre. Esto se debe a un motivo, que quienes hayan visto la película conocerán, pero que me niego a señalarlo aquí porque creo que puede arruinar la experiencia lectora. De hecho, mi recomendación para leer este cuentario es que pasen directamente a estos tres primeros textos y que ya luego se lean el prólogo, pues en lo personal siento que me desbarató el factor sorpresa, tan necesario en una historia de estas características. David es un niño que vive junto a su madre adoptiva y su padre, fabricante de robots, en una casa imaginaria, donde se puede mantener una estación del año eternamente. Su mejor amigo es un oso de peluche robótico y parlante, al que llama Teddy. Es cierto que no es el nombre más original para un oso de peluche, pero el texto data de 1969, por lo que entiendo que no sería tan cliché.
Nada más empezar la obra vemos comportamientos extraños entre los personajes. David es un chico sin amigos y que huye de su madre, la cual lo quiere, pero, al mismo tiempo, lo ve como un monstruo porque sabe que no es de su sangre. David tiene una pregunta constante al ver a tantos androides en su vida, ¿él es real? ¿Es innegable que siente y padece, pero es así porque lo han programado para ello? Y lo más importante de todo, ¿su madre lo quiere?
Este cuentario me fue recomendado por Cities de Das Bücherregal, el cual tiene una reseña donde habla con mucho entusiasmo de por qué esta es una de sus obras favoritas del autor. En su reseña también destaca que otros blogueros no coinciden con él y señalan que salvo el tríptico de David, el resto de relatos deja mucho que desear. Yo en lo personal creo que tienen buena intención y algunos, incluso, muy buena ejecución, pero también hay textos que bajan mucho el nivel. El de las arpías que se congelan porque el mundo llega a una era glacial y deciden hacer una orgía con los hombres no me ha podido dar más igual, por poner un ejemplo. Sin embargo, el tríptico que forman Tres tipos de soledad y los relatos III, La antigua mitología y Hasta convertirse en mariposa, solo por mencionar varios de mis favoritos, son realmente buenos y merece la pena leerlos. La conclusión es que, si bien esperaba más, estoy satisfecho con la lectura y volveré a Aldiss pronto.
Lean mucho, coman con moderación y namasté.
Reseñas de otras obras de Brian W. Aldiss en esta esquina: Los oscuros años luz,
Gracias por la mención. Me reafirmo en que es una de las mejores lecturas en mi haber de este autor, a la par con La estrella imposible
ResponderEliminarGracias a ti por las recomendaciones.
EliminarSobre La estrella imposible, trataré que sea el siguiente de Aldiss en pasar por aquí.