jueves, 20 de agosto de 2020

N.P., de Banana Yoshimoto



N.P. son las siglas de North Point, un supuesto libro maldito escrito en inglés por el autor japonés Sarao Takase, el cual parece ser responsable del suicidio del artista, así como de tres personas que intentaron verter el texto al idioma nipón, entre ellos Shõji, el exnovio de la protagonista y narradora de esta novela. El terrorífico libro consta de noventa y ocho relatos. No hay problema con ninguno de ellos, salvo con el último, en el que se narra la turbulenta relación sexoafectiva de un padre y una hija. Estos se conocen en un local nocturno y sin sospechar el parentesco, acaban teniendo relaciones sexuales durante un tiempo. Posteriormente, tras el descubrimiento del mismo, el padre continua manteniendo los encuentros, aunque cada vez se siente más arrepentido y triste. Lo que iremos descubriendo a medida que avancen las páginas de N.P. es que la historia de los personajes del relato noventa y ocho está inspirada directamente en el autor y su hija Sui.

N.P. es otra novela más de Yoshimoto en la línea de ese Japón extraño que tanto puede agradar al lector como desagradarle. Sus personajes se construyen a partir de una serie de relaciones incestuosas, con familias desestructuradas y particulares formas de experimentar la sexualidad. Se sienten solos, piensan constantemente en la muerte y viven con la obsesión del pasado y la imposibilidad de huir hacia adelante. Cuando la narradora se ha desentendido completamente del libro que traducía su exnovio, el reencuentro con los hijos del autor da un vuelco tremendo a su vida. Rodeada de nuevas personas trata de seguir adelante, pero el recuerdo perpetuo del pasado, ya no solo de la muerte de Shõji, sino de la relación turbulenta con sus padres, su divorcio y el abandono de su padre, le llevarán durante un largo verano a replantearse su vida y su trabajo como traductora.

De las novelas de Yoshimoto esta es la que más he disfrutado por ese componente de misterio que aporta el enigmático libro y las continuas revelaciones que se van haciendo a lo largo de la obra sobre este y la familia del autor. Sarao Takase era un pedófilo que, además, se acostaba con su propia hija y sufría por ello. Sui, la chica, trata de sobrevivir a esto y quiere pensar que su padre lo amaba, no ya solo como hija, sino también como mujer. Al igual que Tsugumi en la novela homónima de Yoshimoto, Sui es un personaje que mueve por sí misma toda la trama, un ser triste, que ha padecido mil y un abusos y que mantiene una relación de pareja con su propio hermano porque es lo más parecido que tiene a mantener una relación con su difunto padre. Ella parece tener todas las respuestas, su enigmática sonrisa y aparente capacidad telepática sorprende y atrae a la protagonista, que incluso duda de su sexualidad.

Toda la obra se construye con unos diálogos exquisitos que nada tienen que ver con otros textos de Yoshimoto, donde se narraban trivialidades. Aquí hay un verdadero cuestionamiento de la naturaleza humana y de los impulsos nietzscheanos de eros y thanatos. De la misma forma, está el relato del emigrante que vuelve, de aquel que se crió en tierra extraña y por primera vez pisa el suelo donde habitaron sus ancestros. También está, como es habitual en las obras de la autora, una historia que refleja el duelo de las personas ante la muerte de un ser querido. Y, finalmente, los conflictos paterno-filiales. Los padres se culpan por no ser los mejores para sus hijos. Sarao Takase se suicida entre otras cosas porque entra en un círculo vicioso donde contar la verdad sobre su doble vida podría suponer un dolor tremendo para su familia. El padre de la Kazami, la narradora y protagonista, llama a su hija, se disculpa, pero esta intuye que huyó por cobardía, por ser incapaz de expresar sus verdaderos sentimientos y atracción hacia ella. Sui se cría con su madre, una prostituta que la abandona. Y así un largo etcétera. Por otro lado, el final es muy bueno. Cuando ya se han dado tantos giros de guión y parece que la situación se calmará, por fin, Yoshimoto nos regala varios datos que alteran completamente toda la historia que nos había contado antes. Eso sí, sin destrozarla, lo que es de agradecer. Quizás, para mi gusto, se desaprovecha un poco toda la trama de misterio y el incipiente terror que augura la premisa de la obra se queda solo en eso, en incipiente. Esto no debería perjudicar a la obra, que, por otra parte, esta muy bien construida.

Lean mucho, coman con moderación y namasté.

Reseñas de otras obras de Banana Yoshimoto en esta esquina: Sueño profundo, Kitchen, Tsugumi


2 comentarios:

  1. ¡Uf, qué turbio! Lo has vendido tan bien que voy a tener que buscarlo en mi biblioteca pública habitual.

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    1. Como digo, mientras no esperes una historia de terror, es muy buen libro. A mí me ha encantado.

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