Un grupo de veinteañeros disfruta de una agradable velada en un pub nocturno cuando una extraña luz los ciega. Sin saber muy bien cómo, cada uno se despierta en un lugar diferente, a excepción de Felipe, que es hallado muerto. A partir de aquí comienza una extraña sucesión de fantasías muy oscuras que llevará a los personajes a desarrollar una serie de poderes para enfrentarse con el mal que está por venir. Al mismo tiempo, la hermana menor de una de las protagonistas es retenida contra su voluntad por una bruja que quiere comérsela.
De aquí podemos deducir que hay dos tramas principales, la que implica a Javier y sus amigas (los veinteañeros del bar) y la que va de la mano con las brujas antropófagas y con Terry. En lo personal he disfrutado más con la segunda de las tramas, pues se siente más adulta y cruda. No es compasiva con el lector y muestra con todo lujo de detalles escenas sexuales de sumisión y dominación entre personas del mismo sexo y de sexos distintos, así como fantasías caníbales. He de decir que el autor se luce en estas partes, que son de lejos las más inquietantes y truculentas de toda la obra. Y las que más enganchan al lector, pues este, movido por el interés hacia lo mórbido, no parará de leer hasta que estos capítulos concluyan. Por otro lado, estas dos tramas se cruzan en un determinado momento de la obra y el resultado no es nada despreciable. Terry descubre que las brujas trabajan para una organización, llamada Saturnalia, la cual se dedica a comprar niños a las familias pobres para luego devorarlos, puesto que el mundo se ha vuelto completamente vegetariano al fallecer casi todos los animales excepto el homo sapiens. Esta organización habría sellado un pacto con distintos primogénitos que se corresponden con los protagonistas de la primera trama, siendo Felipe el primero en caer. Todo lo que envuelve a esta organización y a la crítica social que conlleva la incorporación de la misma a una obra tan variopinta como esta me resulta apasionante. La existencia de Saturnalia viene a reflejar la triste realidad de que los más ricos y poderosos no van a dejar de lado sus costumbres aún a costa de la miseria y de la muerte de los menos agraciados, explotándolos como mano de obra y apropiándose mediante el uso del capital de todo lo que tienen, inclusive sus hijos. Perdón por sonar como un crítico marxista de poca monta, pero el texto se presta a ello. Hay en la presencia de Saturnalia en la obra una reflexión también sobre la esclavitud moderna. Los padres no necesitan el dinero para sobrevivir, pero prefieren vivir mejor a costa de la extirpación de un miembro familiar. Venden, por ende, a sus propios hijos como esclavos y se quedan tan panchos. Esto es algo que Terry no podrá permitir y que le llevará a cobrarse la venganza.
He de decir que nunca he sido muy fan de los cómics de superhéroes y es innegable que hay mucho de esto en Jóvenes guerreros. No obstante, el hecho de que esté novelado y de que se incluyan elementos de horror y erotismo me ha hecho valorar la obra de manera positiva. Al conjunto de ventajas que tiene esta historia se suma que los capítulos tienden a ser bastante breves y plagados de acción, como en la mayoría de novelas juveniles. Y aunque encuentra su inspiración en parte en este tipo de obras, Jóvenes guerreros es una obra destinada a jóvenes adultos, que disfrutará especialmente cualquier amante del cómic de superhéroes o de la narrativa de horror. Estamos ante una extraña e interesante mezcla, que quizás podría haber dado más de sí, pero que no deja de ser una lectura más que recomendable.
La única pega que le encuentro al texto es los personajes y su evolución. Estos cuentan con un margen de desarrollo muy estrecho. Cuando el lector consigue finalmente empatizar con los protagonistas, estos son prácticamente removidos por otra tanda de personajes que no terminan de ser tan carismáticos. Lo que sí que me hubiera gustado ver es una interacción mayor entre los nuevos personajes y los viejos, puesto que la novela deja un poco el regusto de que falta una confrontación final donde Javier y sus amigas tengan la posibilidad de lucirse como los jóvenes guerreros que son.
Obviando este detalle, la obra cuenta con una estructura muy sólida y hasta con su propia banda sonora que se despliega a lo largo de las páginas del texto. Contando con que es la ópera prima de su autor, está bastante bien. Desgraciadamente, se encuentra descatalogada a día de hoy. La edición que yo he podido leer ha sido un obsequio de Wild Morrison. Pero si la ven por ahí, de casualidad, y pueden adquirirla, no lo duden.
Eso es todo por hoy. Lean mucho, coman con moderación y namasté.
PD. Pocas horas después de publicar esta reseña confirma su autor que habrá reedición de esta obra, lo que es una magnífica noticia.
Reseñas de otras obras de Lou Wild Morrison en esta esquina: El festival de la matanza,
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