viernes, 22 de enero de 2021

Insolación, de Emilia Pardo Bazán



Francisca Asís de Taboada es una joven que lleva ya dos años de luto por la muerte de su esposo y tío, el marqués de Andrade. Con la idea de que ya va siendo hora de vivir un poco, acude a un pequeño cóctel de una de sus amigas cercanas, la marquesa o condesa de Sahagún. En dicho evento, conoce a un burgués gaditano, apellidado Pacheco. Algunos días después, ambos se encuentran a la salida de una misa y deciden ir juntos a la romería de San Isidro. Lo que para el mundo que la rodea supone un escándalo, para Asís consiste en una diminuta aventura donde Pacheco no es más que su acompañante y amigo. Sin embargo, durante dicha romería, ambos acaban enamorándose el uno del otro. Asís, presa del vino y del fuerte sol madrileño termina sufriendo un mareo que la incapacita y que será en cierto modo responsable de los sucesos posteriores.

Estamos ante una novela romántico-sentimental, de trama sencilla, pues solo intervienen los dos responsables de una relación que se desarrolla en el "ahora sí y ahora no" tan característico de este tipo de obras. Pacheco destaca por ser todo un truhan, una suerte de burlador de mujeres que parece que ha encontrado definitivamente a su media naranja. O eso debemos suponer los lectores por el final feliz de la novela, aunque lo cierto es que ciertas intervenciones del chico dan a entender todo lo contrario, que a Asís le espera un matrimonio de todo menos alegre y llevadero. La relación se forja en solo cinco días, por lo que los personajes ni siquiera tienen tiempo de conocerse entre sí por muy bien que trate de pintárnoslos la autora. La prontitud con la que se desarrollan estos amores y la actitud de Asís y Pacheco para consigo mismos me ha recordado, al menos, a los relatos característicos de María de Zayas y Sotomayor. Asís trata de frenar sus sentimientos por Pacheco, que a fin de cuentas es un mindundi, pero no lo consigue. El desenlace es optimista y le resta realismo al relato, siendo esta falta de realismo una de sus mayores fallas.

Sin embargo, esta no fue la principal queja de la crítica de su tiempo. Pardo Bazán fue tachada de indecente en esta obra, y eso que se esfuerza en censurar, hasta el punto que resulta tedioso para los lectores modernos, el comportamiento que podría tildarse de despreocupado de su protagonista. Eso de que una noble viuda se fuera de romería con un cualquiera, pues, como que no estaba muy bien visto. Se ha llegado a decir que Insolación es una novela erótica. Así lo afirma Marina Mayoral en el prólogo que yo he leído, al menos (que no es la de la edición de la portada, sino una de Espasa Calpe que tenía por casa). Y yo, iluso de mí, esperando ese momento de encuentro sexual, o la sugerencia quizás de dicho encuentro. Pero, oye, nada de nada. Seguramente se deba a que en el siglo XIX la amplitud de miras era mucho más cerrada, pero desde mi prisma como lector actual debo decir que Insolación es de todo menos una novela erótica. De hecho, diría que es diametralmente lo opuesto a este género. Se prima el alma sobre el cuerpo, o, por lo menos, Asís lo prima. Y el narrador omnisciente que la acompaña y no para de atacarla, también.

Es evidente que este ataque a metralla es una estratagema de la señorita de Pardo Bazán para que le publicasen una novela con una trama controvertida escrita, para más inri, por una mujer, pues en la época todas debían ser lo más respetables posible. Pardo Bazán oculta su ideología a través de la exposición de una opuesta en un nivel superior: la voz del narrador. Insolación no podría haberse escrito con un narrador neutro. La hubieran crucificado aún más de lo que ya la crucificaron. Y eso que, como digo, se trata de una novela sin muchas subidas de tono.

Lo principal es el personaje de Asís y la reflexión en torno a la libertad de las mujeres y la diferencia abismal entre esta y la de los hombres. Asís dialoga de vez en cuando con el Comandante Pardo (que, según tengo entendido, aparece en otras e importantes novelas de la autora) sobre esta cuestión. Lo que es censurable para las mujeres es motivo de halago para los hombres. El mismo Pacheco señala en algún momento que él ha vivido mil veces más que cualquier mujer por la simple libertad que dispone para moverse. Asís ha perdido dos años de su juventud mirando las musarañas y dejando que la pérdida de su esposo la consumiera. Pacheco ha burlado (o dice haber burlado a infinidad de mujeres) y así lo expresa como algo de lo que enorgullecerse. Y ambos son invitados a las mismas fiestas y gozan del mismo respeto y prestigio social. Se trata de una situación injusta que Pardo Bazán coloca sobre la mesa y deja una verdad incómoda que a muchos autores varones de la época les molestaba hasta el punto de dinamitar la obra desde su salida con duras críticas, sacándose de la chistera situaciones que ni siquiera aparecen en el libro.

Insolación es una obra valiosa por su denuncia social, pero tampoco por ello debemos obviar sus errores. Para empezar, el cambio de narrador, totalmente arbitrario, indica indecisión a la hora de narrar el texto por parte de su autora. Después de unos capítulos iniciales usando la tercera persona, pasa a la primera otros tantos y luego regresa a la tercera. Mareo absoluto e inexplicable. Otra cuestión que me fatiga es el laísmo de la obra. Todos los personajes son un poco laístas. Hasta el burguesito gaditano comete laísmo ciertas veces. Y a este personaje hay que sumarle el seseo inexplicable y que entra en contradicción con el supuesto "ceceo" que le atribuye el narrador. No me queda claro, ¿sesea, cecea o qué hace con su vida? Yo soy de la provincia de Cádiz y debo decir que, por norma general, se cecea en toda la región, salvo en ciertos barrios de la capital y parte de la sierra, regiones en las que se sesea. Pero eso no explica que la autora transcriba los diálogos del personaje con eses donde debería haber ces y luego nos diga que su ceceo maravillaba a Asís. A todo esto hay que sumarle la cadena de tópicos que hay sobre Pacheco por el simple hecho de andaluz y que son de haber pisado Andalucía poco y nada. 

También es cierto que ha influido en que no me haya gustado el hecho de que la novela romántico-sentimental nunca ha sido fruto de mi devoción. Las tramas siempre lentas con conflictos previsibles y personajes que no suelen tener mucho más trasfondo ni preocupaciones en la vida más que quererse o no quererse. Probaré suerte pronto con otras novelas de la autora, ya que siempre me ha llamado la atención como personalidad de la época y sus vínculos con las postrimerías del realismo decimonónico en España, así como en la difusión del naturalismo francés.

Lean mucho, coman con moderación y namasté.



4 comentarios:

  1. Estás más que invitado a formar parte del FLL (Frente de Liberación del Laísmo). Como se trata de una organización sin jerarquías compuesta de células individuales, estás en tu derecho de firmar con FLL cualquier acción de denuncia de tan deplorable vulgarismo que ayude a librarnos de él.

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  2. Buenísima reseña, Lucas, y muy completa.

    Leí esta novela hace tiempo (igual me animo a reseñarla en ULAD, ya veremos), y coincido contigo en varias cosas. Tópicos a la hora de retratar a ciertos personajes, intromisiones constantes de Bazán que huelen un poco a moralina, una prosa muy cuidada pero llena de lastres aquí y allá... Pero no recuerdo que la narración censure a la protagonista. Si acaso, le reprochaba el actuar descuidadamente, porque la reputación de las mujeres bla bla bla. Pero, e insisto en que igual no lo recuerdo bien, me suena que en todo momento se simpatiza con la pobre Asís, e incluso se enemista (por llamarlo de algún modo) con ese supuesto amigo suyo que, una vez conoce todo el romance con Pacheco, le da la espalda.

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    1. Gracias, Oriol, por pasarte y por tu comentario.

      Estoy deseando leer tu crítica si te animas a subirla a ULAD. Como te digo, mi impresión ha sido que tras esa moralina se esconden las verdaderas intenciones de Pardo Bazán, que emplea un narrador subjetivo con una clara máscara ideológica. Aunque le ataque se siente, como bien dices, una simpatía de Bazán hacia su personaje. Eso no se puede remediar porque, a fin de cuentas, es su protagonista y su "madre". Tampoco le mete caña únicamente a Asís, por supuesto, pero como la trama está centrada en ella, es quien más reprimenda recibe.

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