La fantasía de la muerte en una melodía prosaica...
“Melografiadas”, del vallejiano “melografiar”, que procede a su vez del castellano “melodía” y “grafía”, traducible a nuestra lengua por algo como escribir tal como si de una melodía el texto se tratase. ¡La música a la poesía lo que la poesía a la música! Un concepto puramente modernista que Vallejo toma para componer estas pequeñas escenas de gran calidad y que a su vez adelantan elementos que se pondrán en boga en las décadas siguientes en Latinoamérica, especialmente en lo que una parte de la crítica ha llamado el Realismo Mágico (un término de solidez muy cuestionable). La obra en sí, ligerita y apañada, cultiva una especie de género fronterizo que viaja desde la autobiografía al relato fantástico, unas veces terrorífico, otras más próximo a autores expresionistas e incluso surrealistas, manteniendo siempre el lugar desde donde se escribe la obra: la penitenciaría de Lima. Dividida en dos partes: la primera está más cerca de lo autobiográfico y tiene como principal lugar de acción dicha prisión, mientras que la segunda se centra en las historias que les refieren, o que Vallejo inventa, sus numerosos compañeros del presidio. El carácter cada vez más fantástico de las escalas nos lleva a un progresivo abandono del escenario de la prisión. En los últimos tres cuentos no aparece ni como escenario de marco siquiera, ni alusiones remotísimas siquiera. La última historia nada tiene que ver ya con las anteriores, salvo en su temática, y el escritor nos deja con la duda de si el narrador es otro personaje del cual escucha la historia, como en las anteriores, o de si es él mismo.
El tema más común en la obra, no obstante, es la muerte y las distintas formas de las que dispone el individuo para relacionarse con ésta. La muerte se ve como la causa de un dolor no buscado e inexorable, injusto desde el punto de vista humano, indiferente a los ojos de Dios, en Muro Noroeste, donde la muerte/asesinato de una diminuta araña le lleva a Vallejo a sostener un breve monólogo filosófico consigo mismo sobre estos temas. A pesar de que le increpa a su compañero de celda el acto, para él vil, que acaba de cometer, éste se desentiende indiferente y con sorna, como si la vida de aquel ser más débil no valiera nada. No es la primera vez que Vallejo recurre a la figura de la araña que muere, ya lo hace en el poema Araña de Los heraldos negros. Ver al débil sufrir y, finalmente, morir despierta el propio dolor del poeta, lo lleva a culparse. Sin embargo, la muerte puede verse también como una salvación, como un medio para escapar de una vida de sufrimiento. Así nos lo hace ver Vallejo en su escala Liberación. También se cuestiona el peruano una y otra vez si vive realmente, pues son numerosos los fantasmas que aparecen en la obra. Lo que no puede estar pero se aparece es una constante en las escalas, donde destaca el capítulo que el poeta dedica a la muerte de su madre, otro de los hechos de su dura vida que lo apenó enormemente. Quedando siempre lugar para otros temas (como el amor, la familia, la avaricia, la locura-cordura, la poesía, etc.) Escalas melografiadas por César Vallejo se enmarca como una lectura interesante que nos ayuda a entender mejor la figura del hoy prestigioso poeta, así como nos ofrecen un delicioso compendio de historias escritas, o melografiadas si se prefiere, con un lirismo delicioso incapaz de dejarnos en la mera indiferencia.
Muy interesante la aportación que haces, Francisco, al mostrar este título. Siempre me resulta gratificante toparme con este admirado autor.
ResponderEliminarLeer a Cesar Vallejo no es fácil, y eso me atrae, plantea el reto de descifrar su desbordante y complejo mundo interior, una complejidad de la que nació una obra tan libre de adscripciones como Trilce, poemas que en cada lectura te descubren algo diferente a lo anterior. Un saludo.
Acabo de descubrir a Vallejo como escritor realmente. He alternado esta lectura con la de "Los heraldos negros". No he leído "Trilce" todavía (sólo poemas sueltos); la verdad era que tenía intención de hacerlo y, sin duda, no creo que lo demore demasiado.
EliminarLo que más me atrae quizás de lo que he leído (Las escalas y los heraldos) ha sido la infinita humildad y el humanismo del escritor. Es como si lo único que quisiera fuera expresar el enorme dolor que guarda dentro y que se debe a todo lo que le ocurrió en vida (los continuos fracasos amorosos, los abandonos académicos, la muerte de su hermano y luego la de su madre, su encarcelamiento,etc.). Y no parece, a primera vista, algo muy difícil, puesto que lo ha vivido realmente, pero hacerlo mejor que como lo hace es quizás, desde mi punto de vista, increíble y es lo que le hace tan grande. No digo que si no le hubiera pasado todo eso, no sería un gran escritor.Posiblemente sí lo hubiera sido y quizás su obra hubiera ido por otros cauces. No sé. En definitiva, ha sido un gran descubrimiento, yo creo. Un saludo, Paco.