sábado, 30 de diciembre de 2017

El año del retorno: cuatro novelas que merecieron una reseña que no tuvieron


1. Pnin, de Vladimir Nabokov

 




Pnin es una de las novelas más cómicas y autobiográficas de Vladimir Nabokov. Relata las peripecias de un emigrante ruso que trabaja como profesor universitario en los Estados Unidos y que por no comprender muy bien el inglés y tener "un corazón de oro" sufre las burlas de sus compañeros y amigos. Lo cierto es que Pnin es un personaje enternecedor por el que el lector no puede evitar sentir cierta lástima. No deja de ser una ironía que una joya como esta no fuera reseñada aquí y que La defensa, una obra mucho más floja del mismo autor, sí. El caso fue que el tiempo se me echó encima y para cuando me podía poner a escribir ya se me habían olvidado tal cantidad de detalles que sólo podía haber construido una buena reseña de haberme leído el texto de nuevo . Aún así aprovecho esta entrada conclusiva para recomendarla encarecidamente.


2. Cerca del corazón salvaje, de Clarice Lispector



La experiencia de una lectura como Cerca del corazón salvaje, con su lenguaje femenino único basado en percepciones y sensaciones, fue incapaz de dejarme indiferente. La verdad es que las construcciones verbales de Lispector son asombrosas y hasta cierto punto inefables, o al menos yo, que he tratado de abordar sin éxito su reseña unas cinco o seis veces así lo he encontrado. La historia trata sobre la vida de Julia, sus problemas y su particular forma de ver el mundo. Para Julia sólo hay un lugar sagrado, el que queda más allá de toda convención, donde viven los corazones de los animales salvajes.

 

3. La isla de Hobson, de Stefan Themerson

 



De esta novela sí que tengo una reseña preparada, pero como no le hace ningún tipo de justicia he preferido cuidarme de sacarla. La isla de Hobson es una alucinada novela del polaco-inglés Stefan Themerson con la que vendría a concluir una saga de la cual sólo tenemos esta pieza traducida al español. Con mucho humor su autor crea una narración experimental llena de crítica social y fuertes reflexiones metafísicas (muy desalentadoras en su mayor parte) que se mezclan con una trama política y de espionaje donde se práctica una suerte de surrealismo o de alucinación onírica controlada que dicen que recuerda a autores como Lewis Caroll o Raymond Queneau. Como no he leído a ninguno de los dos, no puedo comprobarlo, pero puedo asegurarles que La isla de Hobson  trata de muchas cosas, todas ellas de gran interés para un servidor: la (des)colonización, los abusos de los gobiernos, el aislamiento de las guerras, los cambios cada vez más rápidos en las modas adolescentes,... Aunque sobre todo trata de que cada una de nuestras vidas son ríos que irremediablemente van a parar al mar que es el morir, donde aún pervive un abanico de posibilidades escandaloso para la consciencia (el ser, el alma o cómo quieran llamarlo) que aún no han sido explorados.

4. Cuando quiero llorar no lloro, de Miguel Otero Silva

 



El hecho de no haber reseñado este maravilloso título de Miguel Otero Silva me llena de una honda tristeza ya que fue un regalo de uno de los mejores profesores que tendré jamás, quien, además, me encomendó la tarea de dedicarle unas palabras a ésta que es una de sus novelas favoritas. Espero poder desquitarme un poco la responsabilidad con este breve comentario de cierre del año. Si bien es verdad que mi intención era incluir lq reseña en la Esquina nada más volviera de mi larga hibernación de más de un año, el tiempo que había pasado sin casi leer hacía que el florido lenguaje del escritor venezolano se me atragantase más de la cuenta. Cuando quiero llorar no lloro es una novela realista que retrata la Venezuela de los años 1950s con toda su crudeza. En sus páginas uno asiste a escenas crudísimas donde la violencia ya se ha convertido en el pan de cada día de un país que quiere llorar y que, de tanto que ha llorado, ya no puede. Al lector se le ponen los pelos de punta mientras acompaña a los tres Victorinos  -protagonistas con el mismo nombre, pero con diferente estatus-, en sus mundos de tristeza y miserias. Apabullante es, además, la ironía empleada por un Otero que mezcla lo elevado con lo más bajo, dignificando así las vidas de los que menos tienen. Una obra realmente esencial dentro de la tradición de la novela social de la que arrepiento no haber hablado antes.


Con esta entrada espero subsanar algunos de los descuidos, literariamente hablando, de mi año. Sería una pena que cuatro novelones así pasaran al olvido para el autor de este blog y para todos vosotros. Os invito a que me digáis las lecturas de vuestro año que no queréis que desaparezcan de vuestro imaginario por nada en el mundo. ¿Qué libros habéis disfrutado más? ¿Alguno ha cambiado vuestra forma de pensar completamente? ¿Habéis encontrado mensajes atronadoramente bellos? El 2018 está a la vuelta de la Esquina y agradecería muchísimo vuestras siempre sabias recomendaciones.

3 comentarios:

  1. Hice un conato de escribir un post con lo mejor que he leído en 2017 pero al final se quedó solo en eso. Así que aprovecho el tuyo para comentar los libros que más me han gustado, que sin ningún orden de preferencia son:

    * En la orilla de Rafael Chirbes (abstenerse si detestas las narraciones basadas en el hilo de conciencia).
    * John Maxwell Coetzee, no en vano he leído cuatro libros suyos en 2017: Diario de un mal año y los tres volúmenes de su autobiografía (Infancia, Juventud y Verano)
    * Calle de los ladrones de Mathias Énard, un dramón super actual y muy bien narrado.
    * Ygdrasil de Jorge Baradit, originalísima mezcla del cyberpunk y lo sobrenatural.
    * Llenos de vida, de John Fante, entrañable y divertido a más no poder.
    * El primer volumen de los Cuentos fantásticos de Richard Matheson
    * El mar, el mar de Iris Murdoch

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    1. Muchísimas gracias por pasarte por aquí y por tus recomendaciones, Cities. Estoy seguro de que más de uno caerá este año. :)

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    2. Lo mismo digo, el descubrimiento del 2017 sin duda te lo debo a tí: Dürrenmatt. Espero volver a su obra a lo largo de 2018.

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