La multimillonaria Claire Zachanasian vuelve al diminuto pueblo de las montañas suizas en el que nació y se crió después de más de cuarenta años. Todos los habitantes de dicho pueblo, que están endeudados hasta las cejas, esperan una amable donación de la vieja dama, pero ésta no será tan benévola, más si se tiene en cuenta que salió de allí embarazada y trabajando en el oficio "más bajo" en el que puede trabajar una mujer. Claire ha vuelto para tomarse su venganza y, con el poder del dinero, poner fin a la vida de Ill, su primer amor, un tendero que la abandonó para casarse con otra. Piensa que este sacrificio constituye un acto justo que podrá aliviar su dolor y para ello ofrece quinientos mil dólares para el ayuntamiento y otros quinientos mil a repartir entre todos los ciudadanos si alguien mata al ya viejo Ill, un padre de familia muy querido y con dos hijos. Aunque el dinero es tentador, en un primer momento nadie se atreverá a aceptar un encargo tan inhumano, pero la multimillonaria no tiene ningún problema en esperar lo que haga falta, consciente de que el dinero todo lo puede y de que el ser humano es avaro por naturaleza.
Estamos ante una historia genialmente construída en torno a tres elementos centrales: la venganza, la culpa y la vergüenza. Lo increíble es el sinsentido que hay tras las tres. Zachanasian cree, a pesar de sus millones y sus maridos, que la vida que le ha tocado vivir ha sido una basura por culpa de Ill y que como nunca superó ese abandono nunca podrá ser feliz, a no ser que el tendero muera. Como el pueblo necesita el dinero que le promete la multimillonaria empiezan a culpar al tendero para así no sentirse avergonzados de matarlo cuando llegue el momento, lo que acabará sucediendo irremediablemente. Ill, que al principio, se encuentra orgulloso de que su pueblo lo haya defendido, pronto, cuando todos decidan culparlo de su infelicidad y de la de la vieja dama, no tendrá más remedio que aceptar este sentimiento, junto con toda la verguenza que los demás no están dispuestos a soportar. Lo hará irónicamente por el bien de su familia, que acabará también corrompida por el dinero de la Zachanasian, llevando a Ill a un patetismo inaudito.
Dürrenmatt satiriza en esta obra teatral con la inhumanidad del dinero y es que el elemento económico es aquí el principal motor de acción, me atrevería a decir que es incluso el protagonista, pues todos los personajes planifican sus acciones en torno a él -incluído el propio Ill antes de saber que lo quieren matar-, convirtiéndose en auténticos buitres. Todo el pueblo puede sobrevivir con lo que tiene, pero para vivir en el lujo que creen que merecen es necesario matar, cruzar la delgada frontera de la moralidad y decidir sobre la vida ajena. No saben que al otro lado les espera una vida como la de Zachanasian, llena de vacío, infelicidad y arrepentimiento, a pesar de que "puedan comprarlo todo". La obra de Dürrenmatt señala la idea de que todo puede corromperse con dinero, especialmente la justicia, lo que el ciudadano del siglo XXI ya está tan harto de ver que lo ha asumido como natural, y en este sentido La visita de la vieja dama puede convertirse en un libro necesario que nos haga espabilarnos, o al menos volver a ver un problema que hemos dejado de tener en cuenta.
La visita de la vieja es también una alegoría de la muerte, que normalmente suele ser injusta para aquel que muere, como es en este caso. La proximidad semántica entre "la vieja dama" y "la muerte" está clara, más aún si tenemos en cuenta el argumento de la obra. Zachanasian se convierte en una parca y en la verdugo del viejo Ill, al que le ha llegado la hora de arrepentirse de sus pecados y subir al cielo o a dónde sea.
Así mismo, la idea de la traición se siente muy presente en toda la obra. Hay dos traiciones que tratan de ser justificadas, la de Ill a la Zachanasian y la del pueblo hacia Ill. Ambar están motivadas por el egoísmo, por el deseo de una vida mejor para uno mismo sin importar la de los demás. Aunque existe una gran diferencia que convierte a Ill en un héroe, en el más puro sentido de la tragedia aquea, y a sus conciudadanos en sanguijuelas. Ill se arrepiente y admite su traición y los otros no, ni siquiera la familia del tendero, lo cual me parece de una brutalidad abismal, retorcida y cruda.
Quisiera comentar también un detalle que me ha parecido como mínimo curioso por parte de Dürrenmatt y es que Claire Zachanasian queda retratada como una mujer exageradamente machista (quizás lo correcto sería decir hembrista, pero uno no deja de ser una variante del otro). La multimillonaria va cambiando de marido continuamente; lo hace hasta dos veces dentro de la obra -¡y eso que ésta transucrre en un corto período de tiempo! Dürrenmatt permite que el mismo actor interprete a los tres (con un bigote más y un bigote menos), lo cual me parece un acierto brillantísimo porque nos transmite fielmente la visión que tiene Zachanasian sobre los hombres, que a sus ojos no son más que objetos, muebles bonitos de los que presumir y que no tienen por qué pensar ni protestar en ningún momento. Son hombres con una alta cultura (músicos, aristócratas, escritores en la cumbre de sus carreras, etc.), lo que no impide que se dejen ser tratados así por el dinero de la vieja dama.
Esta obra es mi primera incursión en el teatro de Dürrenmatt, una experiencia de la que salgo muy contento. Sé que estoy muy pesado con este autor últimamente hasta el punto de que ya se ha convertido con diferencia en el más reseñado de esta esquina, pero creo verdaderamente que está muy olvidado y que merece muchísimo la pena su lectura. Sus obras aún tocan muchos temas vigentes y tienen una calidad de la que muy pocos gozan, así que me vais a perdonar que lo siga leyendo con este entusiasmo unos cuantos meses más por lo menos. Tenéis más reseñas de La visita de la vieja dama en Un libro al día (donde acusan a Coelho de plagiar esta obra para mal, lo cual no me extraña demasiado a sabiendas de la reputación del superventas brasileño) y en Koratai (una buena reseña bastante extensa y muy centrada en los reveses del dinero y en la evolución emocional de los personajes).
P.D. Lamento que la portada no se aprecie demasiado bien. La edición es de Tusquets de 1999 con la traducción de Juan José del Solar; creo que hoy está descatalogada, pero es bastante fácil encontrarla en páginas de venta de libros de segunda mano, como la mayoría de los títulos de este autor.
Más obras de Dürrenmatt reseñadas en esta esquina: El encargo, El juez y su verdugo, Griego busca griega, La promesa, La muerte de la Pitia, El valle del caos
He terminado La sospecha y La promesa, y a lo mejor te sorprende el que me haya gustado más La sospecha. Es un libro muy entretenido, adictivo, intrigante y que hace pensar. Quizá la trama tenga algo de predecible, pero en este caso la trama es solo el hilo para hablar de la inquietud de la sospecha, la justicia, los ideales, la libertad, la esperanza y la tortura.
ResponderEliminarBesos.
Eso es una buena noticia. No tardará mucho en aterrizar en mi estantería. :)
EliminarEl juez y su verdugo y La sospecha me gustaron, pero no conozco a las obras de teatro de Dürrenmatt y no he leído nada por el tipo en muchos años. Por eso te agradezco esta reseña y el juicio de que vale la pena probarlo. También ha sido un placer descubrir tu blog. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Richard. Vale absolutamente la pena, te lo aseguro. Esta esquina es también tu esquina, así que rebusca lo que quieras.;) Si te interesa Dürrenmatt, ya tenemos varios libros reseñados. Un saludo.
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