domingo, 10 de mayo de 2020

La anciana señora Webster, de Caroline Blackwood




A pesar de lo que pueda parecer por la portada, no estamos ante una novela de terror gótico, aunque sí que es cierto que parte de la atmósfera de La anciana señora Webster tiene algunas pinceladas innegables de lo lóbrego. La anciana señora sobre la que orbita toda la trama y su envejecida criada pueden resultar inquietantes, así como la actitud de su hija, que se nos irá revelando a lo largo de la trama. A pesar de estas pinceladas, la obra podría clasificarse como un drama generacional de corta duración (apenas 160 páginas), con una poderosa influencia del thriller más clásico. Este género no suele ser santo de mi devoción, pero dentro de la obra está muy bien llevado, ya que no se produce un abuso de giros de ciento ochenta grados. De hecho, el descubrimiento de los hechos se hace con pausa y sutileza.

Pero vayamos por partes. Webster es la ancianísima bisabuela de nuestra protagonista. De ella sabemos que desde poco después de la muerte de su marido reside en la localidad costera de Hove, al oeste de Brighton, en Inglaterra. Su relación con los vecinos es nula. Si existió alguna vez una amistad de juventud, a día de hoy está extinta. Nadie la visita ni ella visita a nadie. Sin embargo, la protagonista se ve obligada a vivir con ella durante un breve período de tiempo. El suficiente como para obsesionarse con la resignada forma de vivir de esta mujer, que parece motu proprio decidida a descansar eternamente en su silla. Solo una vez al día, sale de la casa en limusina y se da una vuelta por el paseo marítimo, para ver cómo es la vida afuera de las cuatro paredes en las que se ha enclaustrado. Estos paseos con su bisabuela son incómodamente silenciosos para la protagonista. Piensa en su pariente como una mujer triste que vive esperando a la muerte. 

Con el tiempo, la protagonista crece y se larga de Hove. Promete escribirle a Webster, aunque nunca lo hace. Sin embargo, no se olvida de ella. Descubre la extraña conexión entre esta mujer y su padre caído en combate. Por lo visto, el hombre tenía por costumbre visitar Hove cada vez que estaba de permiso. Esta curiosa relación inquieta a la protagonista y la lleva a citarse con personajes del pasado de su padre que puedan de alguna forma explicársela. Esto la lleva a conocer mejor a dos mujeres: su abuela Dunmartin (la loca de la familia que intentó matar a su hermano en pleno bautismo) y su tía Lavinia (una seductora femme fatale, que busca el momento preciso para suicidarse).

La anciana señora Webster es una novela que habla de los conflictos generacionales, así como de la crianza, la identidad, la locura y la vida. Es una novela con un doble discurso, que opone el amor a la convención social (el abuelo Dunmartin se niega a internar a su esposa porque la ama, mientras que Webster no tiene el menor reparo en firmar los papales precisos), y que narra la caída en desgracia de la clase alta en la Gran Bretaña a lo largo del siglo XX, lo cual puede apreciarse en la evolución económica de los personajes y que viene preconizado por la situación destartalada de la hacienda de Ulster de los Dunmartin. Esto último guarda relación con la vida personal de la autora que tenía su origen en la aristocracia norirlandesa. 

Sin que sea una novela maravillosa, como se ha pintado algunas veces, tiene un gran empaque. Si a ello sumamos su brevedad (ya sabéis que no soy muy fan de los libros excesivamente extensos), se hace un libro más que disfrutable. Si tengo ocasión, volveré a repetir con Blackwood.

Lean mucho, coman con moderación y namasté.



4 comentarios:

  1. Bastante para la poca cantidad de páginas, sin embargo es cierto que hay veces que libros de 800 hojas que no llegan a algo tan bueno, y que puede resumirse en la cuarta parte. Para leer y recomendar, gracias por la reseña.

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    1. Gracias a ti por pasarte y comentar, Scabbers. Eso libros tan largos o me lo justifican muy bien o los abandono a las primeras de cambio.

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  2. Pues fíjate que siempre había pensado que se trataba de terror gótico, no sé por qué. En todo caso, siempre ha sido un libro que me ha llamado la atención. Lo tendré en cuenta.
    Un abrazo.

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    1. La portada contribuye a la confusión. Sin exageraciones, está muy bien.

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