jueves, 14 de mayo de 2020

La mitad de un monstruo, de Alberto Ávila Salazar



He de decir que no soy un gran fan de Dante. De hecho, nunca pude concluir La divina comedia. La necesidad de excesivas notas al pie que marcaban la distancia entre el tiempo del italiano y el mío hacían que la lectura se me tornase pesada a más no poder. Por ello, cuando entendí que La mitad de un monstruo se inspiraba en un pasaje concreto de esta obra, me fue imposible no revisar qué historia dentro del cúmulo de historias infernales es la que adapta Ávila Salazar. Esta se refiere al canto quinto, que sitúa la acción en el segundo círculo del Infierno, el relativo al Rey Minos, quien decide en qué círculo pagarán sus pecados cada uno, y también en el que vuelan como almas en pena los lujuriosos. Entre estos lujuriosos se encuentran Francesca de Polenta y Paolo Malatesta, dos enamorados que habrían roto los votos del sagrado matrimonio y de la santa familia (Francesca estaba casada con el hermano de Paolo) para escapar junto, siendo asesinados por su traición. Estos personajes serán los trasuntos de Pablo y Francisca en La mitad de un monstruo.

El segundo círculo del Infierno es cambiado por una Madrid cubierta de polución tras un desastre climático gravísimo. El trabajo de Pablo es encargarse de detectar las fugas de azufre y de otros gases nocivos que perjudican la salud y que le obligan a desplazarse de un sitio a otro con una máscara de gas. El smog apenas le deja ver lo que tiene delante cuando conduce, pero una noche asiste a un terrible espectáculo: encuentra una pila de cabezas en un margen de la carretera y a un ser quimérico que lo aterra. Debido a este encuentro, se vuelve rápidamente sospechoso de asesinato y debe huir de la ciudad o aceptar su destino como reo. En un primer momento piensa en las ventajas de una cárcel con un aire limpio de toda la contaminación de la ciudad y con tiempo para hacer lo que quiera, pero hay algo que le inquieta. O más bien alguien. En su hotel, una mujer de piel pálida llamada Francisca ha tenido una extraña conexión con él. Pablo, conocedor de su enfermedad cutánea que lo quemará en prisión y ciego por el nuevo amor que le brinda Francisca, entiende que es el momento de dejarlo todo atrás y huir. Eso sí, no le resultará tan fácil.

La mitad de un monstruo es una novela que surge de la mezcla de géneros. Relata un amor romántico entre sus protagonistas que llega hasta la toxicidad cuando reconocen que no son nada sin el otro y que morirían por él. Este amor no es solo espiritual, sino también carnal y el deseo no se oculta o se sugiere, se muestra y se carga de fuerza con poderosas palabras, lo que hace que tenga un cierto componente erótico. Por otro lado, es una novela de terror en toda regla. Tenemos monstruos y fantasmas que persiguen a los protagonistas y que hablan ese idioma universal de los fantasmas de Virgilio: el latín. Hay asesinatos, investigaciones y persecuciones lo que le da ese cariz policíaco, siendo La Central la representación corrupta del poder que quiere solucionar sus problemas de cualquier forma sin reparar en sus empleados. Esta idea del poder corrupto me ha recordado mucho a Raymond Chandler. Y por el escenario, ciertos artilugios y la presencia de androides estamos también ante una novela que integra aspectos de la ciencia ficción. Por lo que como entenderéis, me es imposible clasificar esta obra dentro de un único género.

Otro punto es el viaje lisérgico que representa el crimen y la bajada a los infiernos de los personajes, que son inocentes y culpables por amar, por querer hacer lo que creen correcto, por luchar en un mundo contaminado. Este viaje se representa a través de los distintos contactos con los entes que pueblan las páginas de la novela y con los sueños de los protagonistas, en especial los de Francisca, que, como una profecía, van auspiciando el final. La novela, además, viene repartida en treinta y tres capítulos, a los que solo se les puede achacar que sean excesivamente breves en algunos tramos, aunque en líneas generales esta brevedad funciona bien como mecanismo para mantener la intriga. La obra viene acompañada también de bellísimas ilustraciones que no os puedo poner aquí debido a la pésima calidad de mi cámara. Por ello, me disculpo. No obstante, me parecía escandaloso no mencionar este detalle. Las imágenes combinan magníficamente con el texto y ayudan a sumergirse mejor en el sombrío universo del mismo. Sin duda, una de las novelas más originales y extrañas que he leído jamás.

Lean mucho, coman con moderación y namasté.

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